sábado, 23 de abril de 2022

"VERDADES A LA CARA" EN LA TELEVISIÓN PÚBLICA

 


Félix Población

Ayer por la noche, bien avanzado el programa por aquello de las buenas audiencias que acumula el protagonista en todas sus presencia en los platós de televisión, pudimos escuchar por fin en la televisión pública los pormenores del incivil acoso sufrido por Pablo Iglesias e Irene Montero en su domicilio, a lo largo de todo un año y con total impunidad, con medios de comunicaciones y afamados comunicadores mostrando el lugar o convocando a acudir a la cita en romería, como fue el caso de Carlos Herrera. Tiene este país, a lo largo del último medio siglo, algunas llamativas vergüenzas en su historial, pero quizá esta de la persecución, difamación y acoso a un líder político y a su compañera, representantes ambos del Gobierno de la nación, así como a la familia en su conjunto -hijos y padres- es quizá una de las que no podrán faltar en los libros de historia como testimonio de una época en la que fue posible con total impunidad ejercer este tipo de prácticas propias de oscuros tiempos inquisitoriales. Un país digno no debería permitir que personalidades como la de Pablo Iglesias haya tenido que retirarse de la política activa por, entre otras lacras, la punitiva animadversión con la que fue tratado por la mayoría de los medios de comunicación y sus adversarios políticos desde el mismo momento en que su partido obtuvo un amplio e insólito apoyo democrático. El siguiente capítulo, en el que ya estamos con vistas a la próxima cita nacional en las urnas, será tratar de pulverizar su legado y la impronta que ha dejado en los electores del partido que rompió el bipartidismo turnista en España. Ayer, en la televisión pública, hemos podido escuchar por fin las Verdades a la cara que Iglesias cuenta en su libro. A pesar de que no goza de un lugar preferente o visible de exposición en muchas de las grandes librerías, como no podía ser de otra forma, el libro está siendo un éxito para la pequeña editorial que lo ha puesto en la calle (Navona), según se ha podido comprobar cuando fue presentado en Madrid esta semana.  Mi querida amiga María ha tenido que pedirlo a gritos en una gran librería madrileña. Hágase lo propio porque merece la pena.

PS. Comentario desde Zaragoza: "En la Feria del Libro de Zaragoza no lo tenían (he preguntado en muchas librerías), la respuesta en todas ellas: “pásate por la tienda que lo tenemos”. A alguien se le ocurre el motivo por el qué no estaba en los stands de la feria?". Sin embargo, la firma de ejemplares por el autor en Barcelona registró una larga cola de gente bajo el granizo y la lluvia.

     DdA, XVIII/5148     

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