viernes, 8 de abril de 2022

¿QUÉ SE SABE DEL MECANISMO DE BORRELL CONTRA LOS ACTORES NOCIVOS EN LA INFORMACIÓN?


Félix Población

Con ocasión del bloqueo a los medios de comunicación rusos, aplicado por los países de Europa occidental en los inicios de la guerra de Ucrania, el máximo representante de la diplomacia europea, Josep Borrell, justificó tal medida en estos términos: 

“No soy el ministro de la verdad. Hay actores extranjeros que intentan manipular el entorno informativo para dañarnos y tenemos que actuar. La Información es el combustible de la democracia. La democracia es un sistema cuyo combustible es la información: si la información es mala, contaminada por la mentira, los ciudadanos no pueden tener cabal conocimiento de la realidad y su juicio político estará sesgado. La información debe ser un bien protegido. Cuando uno va a comprar carne, tiene garantías sobre la calidad de ese producto, tiene que haber también alguna clase de garantía para que la información no sea un elemento que contamine las mentes. Por eso Rusia ha creado Sputnik [agencia rusa de información], señaló Borrell. No es un medio inocente con una determinada visión de la realidad. Es para apoyar las políticas rusas en el extranjero. Esos canales facilitan operaciones cibernéticas, de la mano de la inteligencia militar de Rusia, el conocido GRU. Para ser capaces de responder de una manera contundente en el futuro, voy a proponer un mecanismo para sancionar actores nocivos que desinforman, que será parte de una caja de herramientas en la que estamos trabajando para actuar”. 

En un artículo sobre la guerra de Ucrania publicado este mes por la revista El viejo Topo, el político, periodista y poeta italiano Fosco Giannini subraya: “Escribimos este artículo mientras los servicios secretos norteamericanos preguntan a los servicios secretos italianos (país desde el cual escribo) todos los nombres de intelectuales, líderes del movimiento obrero, periodistas y directores de diarios italianos que no aceptan la idea de que Putin es un loco criminal ni que la paz puede llegar de la mano de Joe Biden, Jen Stoltenberg y Volodomir Zelinsky”. 

Un periodista español, Pablo González, lleva más de un mes detenido en una cárcel de máxima seguridad de Polonia, acusado presuntamente de ser un espía ruso, sin que la mayoría de las asociaciones profesionales de España hayan movido un dedo a su favor, en defensa de los derechos que le asisten como ciudadano de la Unión Europea. Resulta obvio decir que no habría ocurrido lo mismo si Pablo González hubiera sido detenido en Rusia, acusado de ser un espía ucraniano. En este caso, es seguro que nuestro presidente Sánchez habría presentado una queja ante el gobierno ruso que no se ha atrevido a presentar ante el gobierno polaco.

EL ROTO DE HOY


     DdA, XVIII/5133     

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