Félix Maraña
Feijoó llega a Madrid
Feijoó no sabe que Ayuso
es una fiera escondida,
con una lengua encendida
como lideresa al uso.
Que no se haga el iluso,
que si pudo con Casado
puede matar de un bocado
porque lo suyo es la guerra.
Feijoó no ha tomado tierra,
si mira para otro lado.
Casado vino de gallo
de un corral que presumía
ser el jefe, norte y guía,
pero sin dar nunca el callo.
Y ahora que vuelve Margallo,
el charlatán de la serie,
Pablo queda a la intemperie
y Génova es para Alberto.
Ya puede dormir despierto
que Ayuso te mata o hiere.
Porque Isabel lo que quiere
es ser jefa de las ranas,
se le ve con muchas ganas
de vivir de lo que muere.
Pero sea como fuere
ella seguirá mandando,
con Madrid bajo su mando
y España bajo sus pies.
Camina como un ciempiés
con su veneno. Y matando.
Ella mata dulcemente
pero con mucha eficacia
y a quien le pica desgracia,
no nació para indulgente.
Lo lleva escrito en la frente
y en su vista atravesada,
muerde con una mirada
y la fuerza de un mastín.
Luego celebra el festín
y aquí no ha pasado nada.
Él aparece discreto
y con las palabras parco,
pero fue amigo de un narco,
que hay fotos, no es un secreto.
Porque sea en bruto o en neto
quien a la droga se enfrenta
lo paga, si es que lo cuenta,
y pierde las elecciones.
Si ganó en cuatro ocasiones,
su silencio tuvo renta.
DdA, XVIII/5129
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