jueves, 31 de marzo de 2022

EL FÚTBOL FEMENINO ABARROTA UNO DE NUESTROS GRANDES ESTADIOS


Félix Población

Creo que lo vivido ayer en el estadio del Nou Camp de Barcelona entra dentro de lo que en periodismo se puede llamar una jornada histórica, al margen del empleo abusivo que se hace en los medios de ese adjetivo.

En unos cuartos de final de fútbol femenino correspondientes a la Champions, el Barcelona y el Real Madrid han logrado reunir en el citado estadio más de 90.000 espectadores, una cifra superior a la registrada en Pasadena (California) en la final del Mundial entre Estados Unidos y China. En Barcelona, además, el partido tuvo lugar a las 18,45 de la tarde de un día laborable y con lluvia, lo que da idea del interés que está despertando el fútbol femenino en nuestro país. 

Se ha batido, por lo tanto, un récord mundial de espectadores, y se ha dado también la circunstancia de que el espectáculo deportivo ofrecido ha sido magnífico: juego limpio, entrega manifiesta por parte de las futbolistas y muchos goles, siete, sin que importe en este caso demasiado quién ha sido el equipo vencedor (el Barcelona). 

Lo que se vivió ayer en uno de los estadios más grandes del país presagia, sin duda, las mejores expectativas para el fútbol femenino, no solo porque va a comportar un incentivo para que las mujeres sientan inclinación por practicar este deporte, sino porque con la práctica demostrarán unas cualidades que harán interesante las competiciones en las que participen. 

De momento, lo que cabe advertir en el fútbol femenino es una nobleza en la pugna por jugar el balón superior a la que se da entre varones. Si a eso sumamos, como ocurrió ayer en el Nou Camp, un afán manifiesto por ofrecer goles y espectáculo, además de la novedad que implica comprobar las facultades de la mujer para este deporte, no me parece exagerado pensar que el fútbol femenino ganará mucha afición en los años próximos.

Personalmente, me parece más bonito ver jugar a las mujeres que a los hombres, no solo por lo dicho sino porque en el fútbol masculino priman más los intereses del gran negocio en que se ha convertido ese deporte. Las derrotas pesan mucho más en virtud de esos intereses y es frecuente jugar a no perder, ante todo. Eso hace que el espectáculo deportivo sea a menudo aburrido y tedioso. Abramos paso franco, por lo tanto, al fútbol femenino en nuestro país. 

Ojalá no tenga ese fútbol los mismos derroteros que me han hecho desertar del fútbol masculino, como esa próxima celebración de un Mundial en Qatar, donde se discrimina a las mujeres en la legislación y en la práctica.

     DdA, XVIII/5125     

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