Félix Población
Según me contó un día un avezado
cronista parlamentario, el Congreso de los Diputados puede deparar, a quien se
tome el interés de estar al tanto de lo que ocurre más allá del hemiciclo,
apuntes de suma utilidad para escribir lo que se cuece entre bambalinas. Creo
que ayer fue uno de esos días, con ocasión de la votación para aprobar o no la
nueva ley de Reforma Laboral que, sin ser nada del otro mundo ni nada de lo
prometido por el Gobierno, supone un cierto avance en esa legislación con
relación a la anterior. Roto el acuerdo con los partidos nacionalistas PNV y
Esquerra Republicana para poder aprobarla, se contaba para ello con el apoyo
de Ciudadanos, varios partidos minoritarios y Unión del Pueblo Navarro, que así
lo había acordado en su comunidad autónoma. Sin embargo, los diputados de este
partido que lo representan en Madrid tuvieron ayer, antes de la votación, conversaciones
con el Partido Popular al objeto de dar desde sus escaños una nueva versión del
tamayazo, aquel deplorable episodio que dio a Esperanza Aguirre la presidencia
de la comunidad de Madrid. Se trataba de sorprender al Gobierno a la hora de la
votación, tal como ocurrió entonces, repitiendo una circunstancia de la que
todo político con una cierta dignidad se debería avergonzar. En este país no
solo no pasa eso sino que se repite la historia a cargo del Partido Popular, que sin embargo no ha podido salirse con la suya porque la justicia poética ha permitido que la aprobación de la ley fuera posible gracias al error en la votación telemática de un diputado de la derecha. Tenemos, por lo tanto, una nueva ley casi de milagro, un Partido Socialista escorado más escorado hacia el centro y la certeza casi absoluta de que con los socios nacionalistas con lo que contaba no se puede ir muy lejos, algo que de seguro beneficiará a la extrema derecha. Lo vamos a comprobar pronto en Castilla y León.
HOY EN DIARIO16
Las Décimas del Día
Félix Maraña
DdA, XVIII/5074
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