jueves, 6 de enero de 2022

LA CARNE Y EL VOTO DEL CAMPO


Paco Faraldo

La peste que se ha llevado por delante a millones de personas y ha alterado para siempre la vida y la visión del mundo de los supervivientes, nos obliga también a borrar de los diccionarios el adjetivo “increíble”. Ya todo es posible: en el país más poderoso del mundo los vikingos toman el Capitolio, Leonel Messi deja el Barcelona, Isabel reina en Madrid. Solo falta que a Pérez Reverte le den el Nóbel. Ya ni eso nos asombraría.
En la categoría de sucesos sorprendentes y antes increíbles, podría figurar también que Alberto Garzón sea ministro de Consumo, algo absolutamente desconcertante si consideramos la trayectoria del político de Izquierda Unida, hombre muy bregado en los combates dialécticos habidos dentro de su coalición, pero de conexiones hasta ahora desconocidas con los conflictos derivados del precio de frutas, verduras, carnes y ludopatías varias. Personalmente Garzón me parece muy necesario en la crispada política española e independientemente de los acuerdos y desacuerdos que suscite creo que aporta competencia y honestidad. La segunda cualidad citada es la que le ha llevado a donde está ahora, humillado por un presidente que, a pesar de que sabe que su ministro tiene razón, hace chistes obscenos sobre los chuletones y le deja a los pies de caballos, vacas y cerdos porque tiene miedo de perder unas elecciones.
Para comprobar la justeza de la posición del ministro basta con darse una vuelta por esa parte de la península a la que nadie va si no es para hacerse una foto en lo alto de un tractor o cogiendo en brazos a un borrego. Lo cierto es que las macrogranjas que allí proliferan, en contraste con la agricultura extensiva, deterioran el ambiente, contaminan el suelo, no crean apenas empleo, se valen en muchas ocasiones de mano de obra clandestina, utilizan abonos importados o prohibidos y maltratan a sus animales. Los pequeños y medianos agricultores así lo refieren periódicamente y la propia Unión Europea ha llamado la atención sobre el asunto.
El voto del campo puede ser decisivo en las próximas elecciones autonómicas. Eso es lo que explica la actitud de pedros, lambanes, mañuecos y otros mamíferos más o menos asilvestrados y no comestibles.

DdA, XVIII/5058

1 comentario:

Im-Pulso dijo...

Totalmente de acuerdo.

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