Álvaro Noguera
Desde hace tiempo que tengo el mismo
sueño. En clave de pesadilla. Lo peor es al despertar, porque me queda la
sensación de que ha sido real. Os cuento.
La cama se transforma en una campiña del
tamaño de veinte campos de futbol sembrada de urólogos. De miles de urólogos
con unos dedos desproporcionadamente enormes. Inopinadamente el cielo se llena
de ñalgues de toda condición: ñalgues de aldea, de piscifactoría, de nata
montada, de pote de berzes, de mármol, descafeinades, envasades al vacío,
ñalgues online, ñalgues con la ITV caducada… De pronto los dedos despréndense
de los urólogos y persiguen a les ñalgues, que emiten desesperades onomatopeyes
en morse.
Los cuerpos de los urólogos comienzan a
sufrir sus lógicas metamorfosis, transformándose en índices de precios al
consumo, en encuestes de población activa, en intención de voto, en
desbarajustes místicos donde se confunde el habeas corpus con el Durex Lover,
el sunsum corda con un curriculum vitae a pedales y un sine qua non con un
quid pro quo, pongo por casu.
Al llegar a esti puntu, despierto, pero
no de golpe; por etapes, y entonces comiencen a asaltame les dudes; ¿porqué esa
puñetera costumbre de que todo tien que ser de dereches o de izquierdes?. La
aerofagia, ¿Ye de dereches?, La halitosis, ¿Ye anarquista?, la galbana, ¿Ye de
centro derecha?, o sea de dereches derechísimes... Por no hablar de les dudes
místiques; El Espíritu Santo, ¿ye el testaferro de Dios, como afirmen los
arrianos?, ¿Tu jaca, farlopa y corta el viento cuando pasa por el puerto
caminito del P.P. como maldice el sectarismo socialcomunista que está dejando
la patria como un solar en zona rústica no edificable?
Descubro, al mirarme al espejo, que soy
mi mismo retrato; cuestión de genes, según me dice el sistema métrico decimal
por whatshapp, aunque ya no ye lo mismo que haz cincuenta años, ye evidente que
tengo un pasado muy prometedor. Resignación cabrona. Antes no; era rebelde
hasta irritáseme les neurones, y por mi rebeldía híceme stripper y dedíqueme
una temporada a la pornografía sin hilos, de la que soy inventor aunque no se
me reconozca. De mi época de cantautor, allá por tierra lejana, allá por la
tierra mora, en los años del acné, pa llevar la contraria no me apunté a la
canción protesta. Dedicábame a la canción conformidad, que era cuando entonaba
aquello de:
“Hoy tú vas tar en la gloria/ y yo voy poneme ciegu;/ mentres te como la ñocla,/ tú llámbeme el sabadiegu”.
Decíenme que el mensaje era demasiado
críptico y que necesitaben expertos en descifrar la intención del poema. Muy
sensible, como se puede observar, muy poca inteligencia del personal al no
comprender el mensaje tan sublime del poema.
En otru orden de coses, esti añu la
lotería acaba en 76, repito siete-seis. Tais avisaos, chusma, que son los años
que me caen a mi desde las tres y media de la tarde del día de hoy, desarmado y
cautivo. No os agradezco les felicitaciones porque me les merezco y además,
piara de desalmaos, aún no depositasteis vuestro óbolo en el lugar de
costumbre, Corrientes tres cuatro ocho, segundo piso ascensor.
Ya sabéis que no soy mucho de creer,
pero por si acasu, que Él os bendiga.
DdA, XVII/5029
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