miércoles, 18 de agosto de 2021

EL DESASTRE DE ANNUAL, EL EXPEDIENTE PICASSO Y EL ABUELO NEMESIO

Estos días hemos leído que el Ministerio de Interior quiere dejar el 23-F y los GAL sin desclasificar con la nueva Ley de Secretos Oficiales que vendrá a sustituir la franquista de 1968, reformada diez años después. A este Lazarillo esto le recuerda, con la diferencias propias de cada caso, el camino seguido por el Expediente Picasso que pretendió investigar las causas del llamado Desastre de Annual. La dictadura de Primo de Rivera lo evitó y luego durante la segunda República hubo una condena al rey Alfonso XIII en ausencia y poco más. Ahora que se cumplen cien años de aquella masacre, bien está que los niños que escucharon de sus protagonistas episodios de aquella matanza les presten memoria, aunque en el caso de mi estimado Goti del Sol el güelu Nemesio fuera un herido de guerra posterior a los hechos que acabaron con la vida de miles jóvenes soldados españoles, hijos de las familias más humildes del país. Sobre la muerte del general Fernández Silvestre, al mando de aquellas tropas, circularon dos versiones: la del suicida que que se mató en su tienda de campaña para evitar ser capturado y la haber sido abatido por los rifeños junto al coronel Manella y varios oficiales que trataban de defenderse. En todo caso, su cadáver no se encontró, dando pábulo con ello a todo tipo de rumores, entre los que no faltó el de su presunta supervivencia. Su conciencia, en este último caso, creo que no se lo permitiría.



"En estas fechas se cumple el centenario del Desastre de Annual, en el que más de diez mil españoles fueron masacrados por las kabilas rifeñas encabezadas por Abd el-Krim como consecuencia de una demencial estrategia militar orquestada por el general Silvestre con el entusiasta apoyo de Alfonso XIII.
En la foto aparece mi güelu Nemesio al poco de llegar a la comandancia de Melilla. En cierto modo él también fue una víctima de aquel desastre. Resulta que se incorporó al Servicio Militar al año siguiente de la masacre y, por tiempo, le correspondía regresar a Gijón a principios de 1925. Sucedió que al alto mando diseñó una novedosa operación militar, conjuntamente con los franceses, que consistía en realizar un audaz desembarco en las playas de Alhucemas para así cortar en dos el territorio dominado por los rifeños y proceder a controlar el Protectorado marroquí. Para ello estimaron que era muy necesario contar con tropa veterana, por lo que procedieron a un reenganche obligatorio de aquellos que estaban a punto de terminar el Servicio. El güelu fue uno de ellos, con la desgracia que en el desembarco resultó herido por un balazo en el hombro. Tuvo que permanecer más de un mes en un hospital de Melilla, en unas condiciones que solo se pueden calificar de infrahumanas. Afortunadamente pudo regresar y contarlo. En mi infancia, nombres como Dar-Drius, Nador, Zoco Telaztas, o Monte Arrui, formaban parte de mi imaginario en forma de lugares míticos en los que el güelu estuvo presente. Sus narraciones, en verdad, encendían mi imaginación".

DdA, XVII/4924


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