Valentín Martín
Antonio Gala dice que uno vez se murió. Pero volvió a la vida. Y cuando se murió, vio como una luz. Yo sí estuve cinco horas en el otro lado. Y cuando regresé vi muchas doctoras, la más alférez de ellas gritaba mi nombre inclinada sobre mi cara, como si amenazara con comerme, o echarme la bronca, o meterme por la nariz, garganta y oídos la raíz cuadrada que es lo que más he odiado en el mundo. Mientras estuve al otro lado, ni luz ni cristo que lo fundó, no vi nada.
Es como cuando me hice la colonoscopia y la rubia anestesista (antes de que se inventasen las mascarillas las anestesistas eran todas rubias y guapas) me dijo: piensa en algo bonito porque te vas a dormir. Muy parecido a la muerte de Antoñito el Camborio, exacto. Pues cuando me dijo que pensase en algo bonito iba a decirle: pienso en ti, mi última cierva. Pero no me dio tiempo y me quedé frito. Y mientras estuvieron mirándome por dentro no vi nada, ni pensé nada, todo fue nada. Nada.
Nada es Ángel Gabilondo. Ya lo sabíamos, ha tenido 6 años de tiempo para no ser nada. Y el caso es que Ángel Gabilondo ganó antes las elecciones pero no supo gobernar. Así que se pasó toda la legislatura - como la anterior- haciendo nada como las decrépitas portuguesas en invierno. Cobrar por no hacer nada mientras pasan los trienios, vaya chollo, hermano. Bueno, por no hacer nada exactamente no, que algo sí hizo: aprovechar un puente en que toda la derecha se había ido de Madrid a cazar capras hispánicas, para sacar adelante una proposición, la única proposición de su vida parlamentaria, y cargarse a la Asociación de la Prensa de Madrid que tenía una vida muy larga. Nació con Alfonso XIII y convivió con monarquías, repúblicas, dictaduras, democracias, hasta que llegó Ángel Gabilondo y dijo hasta aquí hemos llegado.
Ángel Gabilondo dice de sí mismo que es el soso. Frente a una cachonda peligrosa como Ayuso él dice que es el soso. Eso es falso. El soso fue de toda la vida Ricardo Gallego, un centrocampista del Real Madrid y de la selección española. Ricardo Gallego el soso no pudo ser campeón de Europa en París porque en la final contra Francia ocurrió un milagro inverso: Arconada falló por primera y única vez en su vida y recibió un gol de Platini. Ricardo Gallego el soso lo vio muy de cerca, porque, al no poder jugar Maceda y Goicoechea, él tuvo que jugar de defensa. Las desgracias nunca vienen solas. Así que Ricardo Gallego el soso perdió la final pero conservó la dignidad de su nombre: soso.
Cuando el mexicano Alfonso Arau, marido de Laura Esquivel, estaba haciendo la película " Un paseo por las nubes" con Aitana Sánchez-Gijón, Keanu Reves y Anthony Quinn, se rodeó de hispanos. Ya había hecho "Como agua para chocolate" sobre el libro de su mujer. Pero en esta había más hispanos todavía, así que todo el mundo hablaba español.
El pobre Keanu quiso que Aitana le enseñase español y ella no sé si por algún despecho o un pronto que le dio, le dijo vale te voy a enseñar la primera frase. Y le enseñó " soy un soso de cojones". Y Keanu, para relacionarse mejor con los hispanos no paraba de acercarse a ellos y decir soy un soso de cojones. (Ya sé que esto lo he contado antes pero lo mío son dos veces por lo menos).
Madredelamorhermoso la que nos espera como frente a la intrepidez chapucera de Ayuso los socialistas madrileños ofrezcan sólo la sosería de un señor grávido de cultura pero vacío de sacrílegas prácticas políticas. Va a ser una confrontación sosa y sin Arconada de portero. ¿Y Pepu también?
Sus compañeros de partido parece que no son tontos del todo y le han puesto al líder una Kamala para que trabaje por él. No sé si es buena idea, a este paso Ángel Gabilondo va a acabar pidiéndole un vaso de agua a su Kamala.
A ver, que la sosería es buena cuando vas ganando el partido. Eso lo hace muy bien el Barça. Te mete unos goles y luego a esperar que acabe el partido moviendo la pelota para ti, para mí, para atrás, para el lado derecho, para el lado izquierdo, para el portero. Así hasta que el reloj de Lucho Gatica marca la hora final. También se le daba muy bien a Mariano Eme Punto Rajoy cuando era presidente del gobierno. Detrás de un plasma, qué bien se hacía el muerto Mariano Eme Punto Rajoy. Se parecía mucho al presidente de Corea del Norte, el Supremo Líder que existe pero nadie lo puede demostrar.
Lo malo es cuando vas perdiendo el partido, como le pasa a Ángel Gabilondo. Ahí se acabaron las soserías y hay que salir a la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo. Y mover el culo. Piénselo, don Ángel.
El autoproclamado soso ha hablado un poco para decir que con este Iglesias, no. Voy a cambiar el rito y acudir a la segunda persona: no se confunda, Gabilondo, que el enemigo es el fascismo, ese que usted es el único en no ver. Pablo Iglesias, a quien desprecia, lidera un partido tan honesto que 20 veces sus enemigos del Partido Popular llevaron a los tribunales y las 20 veces el juez archivó la denuncia porque no había caso. Y además, sostiene al gobierno de su partido con las decisiones más sociales que ha conocido nunca el socialismo.
Con esa salida de tono se pone usted a la altura de Ayuso cuando dice comunismo o libertad. Solo que Ayuso lo dice más convencida que Serrano Suñer y usted en gregoriano, como corresponde a un señor rector. Comunista es Yolanda Díaz la mejor ministra de Trabajo de la historia de este país. Y lo peor es que con su estulticia pachorra no se hace daño a usted y a su partido: se lo hace a los ciudadanos de Madrid entre los que están mis hijos y mis nietos. Verá que yo no me cuento, por si acaso usted ve en mí alguna perversión que me haga ser un visigodo con estrabismo. Se sabe que el voto es secreto ¿no? Pues mire, a mí no me importa decir que este bizco no vota a Gabilondo el soso.
(Un amigo que me llama todos los días me dice que deje de escribir de política, que voy a perder amigos. ¿Qué amigos?)
DdA, XVII/4805
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