lunes, 29 de marzo de 2021

NO TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS SON IGUALES

 


Vicente Bernaldo de Quirós

El topicazo de que todos los partidos son iguales que comenzó siendo una enmienda a la totalidad de la democracia sobre la base de un comentario vulgar del dictador Francisco Franco que quiso hacerse el gracioso y comentó a un colega que no se metiera en política e hiciera como él y que ahora se utiliza para blanquear a los corruptos del bipartidismo parece que está haciendo fortuna en los sectores más vulnerables del analfabetismo político.

   Pues no señor. No solo no todos los políticos son iguales, sino que, incluso, en un mismo partido, hay diferencias entre gente que va a lo suyo y militantes que tratan de ser coherentes con su forma de pensar. Y eso vale para la derecha, el centro y la izquierda.
   Los más sinvergúenzas de los padres de la patria quieren que la ciudadanía entienda que son igual que ellos cualquiera de los españoles que haya decidido dedicarse a la actividad política. Y así lo expresan a los siete vientos para que la gente que está fuera de la órbita de la participación considere que entrar a militar en una organización política es hacer oposiciones a ladrón.
   Y entre quienes expanden este bulo de que todos son iguales, se encuentran los que lo dicen porque a ellos les gustaría trincar como a los grandes depredadores de la política española, pero ni pueden ni se atreven a remedar a los correa, los bárcena, los roldanes, los zaplana y otras gentes de mal vivir.
   Insisto en mi opinión por la que no todos los dirigentes de un mismo partido son iguales, ya que ante una misma circunstancia reaccionan de maneras muy diversas, no se sabe si porque la ambición la tienen colmada o porque son tan trepadores que hasta que no lleguen a la cúspide no los para ni dios. Y no se trata de que te caigan mejor o peor. Es que como los escorpiones del dicho, es su manera de ser.
   Pongamos que hablo del PSOE. Pues es evidente que no es lo mismo el deseo de cambio de Pedro Sánchez o de Adriana Lastra, si lo comparamos con el de los viejos barones que pretendían (y lo fueron) ser los reyes del feudalismo español del siglo XX, como Joaquín Leguina, José Bono, Paco Vázquez o el  lenguaraz por naturaleza, el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, a quien sus colegas motejaban el bellotari.
   Si vamos a la bancada de la derecha, no tiene nada que ver la actuación ante la pandemia de la soberbia y faltosa Isabel Díaz Ayuso, que aspiraba a hacer desaparecer a la izquierda y al mismísimo gobierno progresista , que el presidente gallego o el castellano leonés Alfonso Fernández Mañueco, del que me alegro que haya sobrevivido a una moción de censura porque contra las predicciones de su etapa de dirigente territorial en Salamanca, su gestión del coronavirus en la comunidad autónoma ha sido (y lo es) ejemplar.
   La izquierda que quiere asaltar los cielos también tiene sus personajes con ego despampanante y militantes de solidaridad con los suyos muy acendrada y la otra izquierda que no quiere asaltar los cielos, pero tiene prejuicios contra los demás y ataques de celos continuados con sus colegas ideológicos,  le sucede otro tanto de lo mismo.
   Pues claro que no todos los políticos son iguales. Los hay que roban (pocos) y los hay que se esfuerzan (algunos más). Los hay que solo trabajan para su porvenir (algunos) y otros que curran por el bien de la comunidad (bastantes). O sea que dejémonos de tópicos y de frases hechas. Porque tampoco todos los economistas son iguales, ni los fontaneros, ni los periodistas ni los agentes de seguros. Los hay honestos y sinvergüenzas.   

DdA, XVII/4802

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