No acostumbro prestar atención a la sesión de control al Gobierno que se celebra los miércoles pero hoy, durante el desayuno, tuve la ocasión de escuchar la pregunta formulada por Iñigo Errejón. Se refiere al alarmante momento por el que pasa la salud mental en estas Españas, aportando datos tan inquietantes como que se producen una media de diez suicidios diarios. En una ponderada intervención, se plantea de forma crítica que la sociedad tiene pleno conocimiento de fármacos como Valium, Trankimacín o Lexatín mientras que es absolutamente desconocedora de aquellos que atacan patologías de hígado o riñón. Manifiesta preocuparle esta normalización que se produce de los trastornos mentales. Como remate, solicita del Presidente que impulse políticas públicas de atención a las patologías mentales, con la introducción de un mayor número de psicólogos.
Me pareció una intervención muy oportuna y brillante por su exposición, planteando una pregunta que afecta realmente a la sociedad, alejada del barullo electoralista que comienza a florecer en estos días ante la próxima confrontación madrileña. Pero lo que realmente vino a confirmar la necesidad de la cuestión planteada por el diputado Errejón fue la actitud de la bancada de la derecha durante su intervención, que estuvo acompañada por continuas muestras de hilaridad. Para rematar, cuando abandonaba el estrado, se escuchó un sonoro ¡vete al médico!.
Si convenimos que Sus Señorías son la representación de la voluntad popular y, por tanto, un reflejo de esa sociedad de la que surgen, ese comportamiento demuestra a las claras la gravedad del problema de salud mental que afecta a buena parte de la sociedad española.
DdA, XVII/4790
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