lunes, 22 de febrero de 2021

LA TRAICIÓN DEL SÁHARA


Vicente Bernaldo de Quirós

 Es obligatorio para aquellas personas que se dicen progresistas o de izquierdas, tratar de poner los cauces para que las injusticias se superen y el mundo sea un lugar mejor para vivir, sobre todo si los que se autodefinen de ese perfil ideológico tienen áreas de poder o posibilidades de enmendar las situaciones irregulares.
   Por eso causa extrañeza entre las personas de izquierdas la respuesta de la ministra de Defensa, Margarita Robles, a la petición del vicepresidente para Derechos Sociales, Pablo Iglesias de que se convoque de una vez por todas un referéndum sobre la autodeterminación del Sáhara, que viene demandado por la comunidad internacional desde hace unos cuarenta años.
   A esa consulta, que ha sido considerada por la ONU como crucial para desatascar ese conflicto territorial se ha negado reiteradamente Marruecos, aunque en principio se avino a ello cuando vio que sus fuerzas no podían vencer al Ejército saharaui, con pretextos leguleyos y con la estratégica finalidad de repoblar la antigua colonia española con súbditos sumisos y disciplinados a fin de que las urnas les dieran la razón. Como no consiguieron alcanzar ese objetivo, porque el propio enviado de Estados Unidos, el ex secretario de Estado James Baker, impuso un censo de la época, la dictadura del rey Mohamed cercó a los saharauies por tierra, mar y aire y a través de los servicios secretos infestó de drogas los campamentos de refugiados para desmotivar a los jóvenes y culpar al Frente Polisario, en lo que han cosechado un éxito relativo.
   El paso del tiempo ha favorecido la canallada marroquí el ansiado referéndum se ha pospuesto sine die porque los gendarmes de Estados Unidos e Israel en la zona cuentan con poderosos aliados. En todo este maremagnum, hay que situar la sospechosa actitud de Juan Carlos I sobre la ocupación marroquí del Sáhara, cuando todavía era Príncipe de Asturias.
   La reclamación de Pablo Iglesias y con la que coinciden gran cantidad de españoles parece muy razonable, ya que no exige ningún modelo antisisterma, sino solamente seguir las resoluciones de la ONU, que tan mal han sentado a Magarita Robles.
   Este que os escribe sabe perfectamente que Margarita Robles es la ministra de Defensa del Reino de España, pero desconocía que lo fuera también del reino de Marruecos, dada la vehemencia con la que defendía a la monarquía alauita de la petición de Pablo  Iglesias. Se ve que como la buena mujer fue secretaria de Estado de Interior con aquel bimonistro que se llama Juan José Belloch y que llevaba a la vez Interior y Justicia, posiblemente porque empezaban a aparecer los casos de corrupción y terrorismo de Estado en las cloacas del felipismo, se acostumbró a hacer dos cosas a la vez, por muy contradictorias que sean.
   Afear al vicepresidente su deseo de que el conflicto del Sáhara se solucione, no solo es una descortesía para España, aún potencia administradora en ese territorio, si no una traición al propio país, ya que supone avalar a Marruecos en una solución injusta para los intereses de todas las naciones, incluida la nuestra.
   No sería mala idea que Margarita Robles que es tan celosa de las competencias del Ministerio de Asuntos Exteriores y del propio presidente del Gobierno, se informara correctamente sobre las obligaciones de España para con los saharauies y para con el derecho internacional. Y de paso confirmara si son ciertas las insinuaciones de la CIA de que la rendición a Marruecos fue un soborno que le proporcionó una gran cantidad de dinero a nuestro rey emérito.
   En Estados Unidos cada cierto tiempo se desclasifican los documentos secretos y en los que se refieren  a aquel período, las agencias de información yanqui desvelaron que el Príncipe de Asturias en 1975, verbigracia Juan Carlos de Borbón, recibió una suculenta cantidad de dinero por hacerse el sueco con motivo de la marcha verde y propiciar que Marruecos, regida entonces por Hassan II, invadiera territorio español.

   Ando loco por conocer si estas notas de la CIA son verdaderas o falsas y eso solo puede confirmarse desclasificando los documentos secretos en España, que no se pueden hacer públicos desde el golpe de Estado del dictador Francisco Franco, por lo que debe haber en esos papeles mierda suficiente como para hacer palidecer la Historia. Pero, claro, en esta democracia plena que es España, eso de hacer públicos los informes secretos transcurridos unos cuantos años es más difícil que hacer volar a las vacas. Es imposible.  

        DdA, XVII/4770        

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