jueves, 28 de enero de 2021

VACUNAS: LAS FARMACÉUTICAS ESPECULAN CON LA SALUD DE LOS 27



Màrius Carol

Spencer Johnson escribió hace unos años un estimulante libro titulado ¿Quién se ha llevado mi queso? , que era una fábula protagonizada por cuatro ratones a los que se les termina el depósito de queso del que se alimentaban. Llegados a este punto, dos se ponen las zapatillas deportivas y parten rápidamente en busca de otro almacén; los otros dos más pequeños vuelven a su ratonera desanimados hasta que uno de ellos decide vencer su miedo y se arriesga por caminos inexplorados. La moraleja de la fábula es clara: hay que adaptarse a los cambios en cada momento y buscar soluciones. Lo peor que se puede hacer ante la incertidumbre es no hacer nada y esperar a que todo se solucione solo.

 

Lo que está pasando con las vacunas recuerda el cuento de Johnson: la Unión Europea encargó grandes cantidades de vacunas contra la covid a los principales laboratorios, no solo al de Oxford-AstraZeneca (entonces en ­sede de la UE), a los que adelantó 2.700 millones de euros para su investigación. La UE pactó precios con las farmacéuticas, avanzó dinero y reservó incluso una parte para donar a terceros países con menos recursos. Y cuando tenían que llegar vacunas en grandes cantidades, los europeos han descubierto que alguien se había llevado su queso. Perdón, sus vacunas.

Las altas cifras de vacunaciones en el Reino Unido o en determinados países del Golfo hacen pensar que, como los ratones del cuento, sus gobernantes han sido más listos, en este caso al pagar más por las vacunas comprometidas con la UE. Ante esta situación, las autoridades europeas pueden desanimarse o vencer sus miedos y llevar a los tribunales, si fuera el caso, a las farmacéuticas que están incumpliendo los plazos para obtener mayores beneficios. De momento, ha salido la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a decir que los laboratorios están incumpliendo contratos y que se controlarán sus exportaciones.

La ralentización de las vacunas tendrá costes en vidas humanas, en el crecimiento de los países De los 80 millones de vacunas de AstraZeneca que debían llegar a los Veintisiete en el primer trimestre solo se entregarán 31. La sensación es que la UE ha pecado de ingenuidad. Cuesta creer que algo así pudiera ocurrirle a Estados UnidosLa ralentización de las vacunas tendrá costes en vidas humanas, en el crecimiento de los países y en la imagen de Europa como institución eficaz en la gestión de las soluciones y sólida en la respuesta a quienes no se la toman en serio. Se nos han llevado el queso cuando habíamos ido en su busca y lo teníamos pagado. Y con la salud no se juega. Ni se especula.

La Vanguardia DdA,XVII/4742

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