domingo, 18 de octubre de 2020

¿QUÉ FUE DE LOS INTELECTUALES CRÍTICOS?

De lo que leo en las redes, la agudeza y concisión de mi tocayo Maraña me encanta sobremanera, y también su columna en El Correo. Hoy introduce con este comentario su artículo de ayer en el citado diario, que este Lazarillo comparte plenamente, como también la coda que firma mi primer redactor-jefe hace toda una vida, Valentín Martín, amigos ambos y gente de bien:

Félix Maraña

En 2015, en este país, o como se llame, se eliminó la Filosofía del programa educativo. A mí no me extrañó nada. Lo que sí me pareció grave es que nadie se movilizó. Los intelectuales, o lo que quedaba de ellos, estuvieron calladitos. Durante el franquismo, los intelectuales de verdad eran críticos, disidentes, solidarios por la justicia contra lo injusto, hombro con hombro. Pero en la democracia se han vuelto cómodos, acomodaticios, silentes, reverentes con el poder, insolidarios con los necesitados. La democracia lo ha conseguido: liquidar la filosofía y domesticar el pensamiento. Platón os echaría a todos, sí, a todos, no me mires, de la República. Los pocos intelectuales que levantan la voz son tan pocos que no mueven las estadísticas de los domesticados. 


Una mirada implacable sobre el paisaje humano que nos hemos dejado hacer. Que cada palo aguante su vela, el dicho popular se equivoca poco, pero los intelectuales bien merecen esa perdigonada por su silencio cómplice ante los desmanes. También ellos son responsables de la pérdida de reacción de eso que llamamos "gente de a pie". Esa gente perdió en el pasado muchas cosas, pero supo levantarse y en movimientos vecinales (por ejemplo) reclamar su derecho a la existencia. Ahora, ni eso. Si un intelectual no tiene un compromiso con la libertad, la suya y la de los demás, ¿para qué sirve? Te abrazo, Félix, voz necesaria. Valentín Martín

DdA, XVI/4642

No hay comentarios:

Publicar un comentario