viernes, 10 de julio de 2020

OK FANGO, QUE ALGO QUEDA*


Félix Población

En 2015, antes de las elecciones de diciembre, el independentismo catalán y Podemos eran dos quebraderos de cabeza para el gobierno de Mariano Rajoy. El Ministerio del Interior no tuvo reparo alguno en crear una policía autodenominada patriótica que no era otra cosa que una policía espía para minar mediante informes falsos a esos dos adversarios políticos.

Durante el verano de ese año se gestó un medio de información cuya cabecera parecía dar conformidad a ese mismo objetivo. En septiembre de 2015 nació Okdiario gracias a un préstamo de medio millón de euros concedido por la empresa ENISA, dependiente del Ministerio de Industria. Ese medio de información dio el ok que lo nombra a sus sustentadores gestantes para activar el periodismo de acoso y espionaje al servicio del departamento de Asuntos Internos del Ministerio de Interior. Alguien robó dos meses después el móvil de Dina Bouselham, colaboradora de Pablo Iglesias, y las cloacas mediática, policiaca y política se conchabaron en la máquina del fango.

En diciembre de 2015, Podemos logró nada menos que 69 escaños en sus primeras elecciones generales. El cúmulo de falacias y difamaciones que se maquinó y perpetró después no tuvo sus efectos en los comicios del año siguiente,  porque todo fue quedando en una sarta de embustes, con siete sentencias, siete, dando por falsa la financiación ilegal del partido morado. Unidas Podemos (UP) obtuvo al año siguiente 71 escaños,  algo más de cinco millones de votos, si bien el desgaste propiciado por difamación mediática permanente y los conflictos internos del partido morado se dejarán notar en los 33 escaños de las elecciones de abril del pasado año, sin que en ningún caso fuera posible un gobierno de coalición progresista, que sí se logró por fin tras los comicios del pasado mes de diciembre.

Siempre, durante esos cuatro años, el engendro mediático aludido y sus no pocos aliados en la derecha extremada y en la extrema derecha -con la contribución en ocasiones de otros medios ideológicamente más centrados-, no han dejado de tratar de impedir mediante los más burdos bulos y libelos contra UP la posibilidad de un gobierno de coalición progresista como el que ahora tiene el país. La coalición resistió todos esos embates, aunque descendiera substancialmente su número de escaños, para conseguir en estos últimos meses desde el ejecutivo mejoras sociales que no habrían sido posibles sin su presencia.

Llegados a este punto, cuando de impedir se ha pasado a querer desestabilizar como sea al gobierno en ejercicio, el mismo delito matriz que dio pábulo a tantas campañas difamatorias -el robo de un móvil como materia clave para encenagar la fuente hasta la náusea-, es regurgitado a la actualidad no para que sus presuntos delincuentes respondan ante la justicia, sino para ponerlo otra vez al servicio de las mismas cloacas mediáticas que dieron paso a su trama injuriosa con un bien definido propósito y una muy concreta diana política.

Esos medios patrañeros del reboño siguen contando para ello con la más profusa cuadrilla de tertulianos en varios canales de televisión privados y emisoras de radio, porque de lo que se trata es de que, aunque todo quede en nada a la postre -por enésima vez-, el fango de la ciénaga cale lo bastante para que se deje notar su poso goebbeliano.

No debe extrañarnos, por esa y otras razones, que la credibilidad  de nuestros medios de información ande por la cola entre los países de nuestro entorno, según un estudio de la Universidad de Oxford. Que a una mayoría de ellos les moleste la crítica es un síntoma ostensible de esa misma tara, que también afecta a una centenaria asociación profesional madrileña.

*Artículo publicado hoy también en La última hora



           DdA, XVI/4555          

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