viernes, 20 de marzo de 2020

¿QUÉ PASA?


Siete hipótesis de un profano -ignorante pero no estúpido-, que no se excluyen entre sí y pueden ser combinadas acerca de la pandemia del coronavirus.

Jaime Richart

 Advertencia a modo de introducción:
Quienes nos acusan ordinariamente de “conspiraparanoicos” por­que hacemos conjeturas lógicas de acuerdo con la perversi­dad del poder y la historia de la infamia, ahórrense el reproche. Nos alegramos mucho de su fe en el poder, sobre todo cuando están en él los suyos, pero también nos alegramos de su ingenui­dad infantil creyendo a los medios de comunicación “oficiales” u “oficialistas” que se hacen cómplices del poder y se arriman siempre al que más calienta. Y nos alegramos, porque así se equi­libra la balanza entre dos propensiones opuestas en el ser humano: una, la de aliarse con el más fuerte; la otra, darse a la sospecha. Pero tengan en cuenta, como sólido soporte para la des­confianza, el efecto que producen las esporádicas “desclasifica­ciones” de los poderes omnímodos del mundo. Des­clasificacio­nes que prueban inequívocamente que durante muchí­simo tiempo el mundo estuvo, y ahora lo está en otras co­sas como lo que está sucediendo, miserablemente engañado.

Pues bien, después de habérsenos engañado bellacamente tantas veces a lo largo de un siglo, y como más étonants y mundial­men­te conocidos hechos y acciones: WTC, Torres Gemelas, Bin Laden, ocupación por razones imaginarias de Afganistán; supues­tas armas de destrucción masiva, ocupación por razones imaginarias de Irak, ocupación por razones imagina­rias de Libia... Y en España: los GAL, golpe de estado supuesta­mente auténtico de 1981 para robustecer las figuras del monarca y la monarquía introducida tramposamente en la Constitución; manio­bras ilícitas de los ministerios de Interior, Villarejo, comi­siones, comportamientos indecentes y adulterios del ex rey... Todo ello tapado, oculto, callado durante años. Y tantos y tantos engaños, tergiversaciones, conspiraciones, montajes, insidias, complots, preparados a la carta, sacrificios ordenados del fuego amigo, a lo largo de la historia. Amén de todo cuanto de cana­llesco ha sucedido, por lo menos desde el imperio Romano hasta ayer...

 Después de habérsenos engañado bellacamente tantas veces a lo largo de un siglo, digo, asimilar a tan alta presión todo lo que viene sucediendo desde hace menos de una semana en España y bastante más tiempo fuera, luego reflexionar sobre lo deglutido y luego sacar una conclusión no material sino moral, puesto que los datos materiales que se van facilitando al mundo y a este país nacen espurios, viciados de una total desconfianza de la ciu­dadanía hacia el Poder, hacia los poderes públicos del planeta y por supuesto hacia los de España, sean quienes sean quienes lo ostentan o detentan (y por ello no me interesan), de manera asi­mismo provisional y a propósito de lo que está pasando se me ocu­rre lo siguiente:

 En primer lugar, que la actitud frente a la gripe (porque por mu­cho que insistan en la etiqueta del virus de esta temporada para amplificar el efecto pánico, es una gripe como todos los años -la pasada temporada fueron 15.000 los fallecidos, según redacción médica.com) es infame y propia de una sociedad en absoluta de­cadencia. Enfermedad ésta, la gripe, que se ha cebado siempre (reléveseme de estadísticas y datos históricos) con los más dé­biles orgánicos, los mayores con patologías previas, y muy oca­sionalmente con sanos en apariencia, jóvenes y niños:lo normal”. Se dice que la Naturaleza es sabia. Y así lo considero. La Naturaleza actúa así, hágase lo que se haga para evitarlo. Las vacunas -está también demostrado-, en ciertos casos son supues­tamente eficaces -supuestamente, porque tampoco sabemos si sin ella tampoco se hubiera contraído-, y en cambio, de conse­cuencias funestas en otros muchos casos. Lo cierto es que una vez superada la gripe, la sensación de fortaleza y bienestar es sig­nificativa. Cualquiera que la hubiere pasado lo puede atesti­guar.

De modo que, para personas de mi edad avanzada pero despier­tas, que no hemos sucumbido al anonadamiento o adormeci­miento que a veces acompaña a la senectud ni al entontamiento en el que a menudo bulle la juventud, esta reacción de los gobier­nos de las naciones y por supuesto el de España en coordi­nación con ellos, está totalmente injustificada u obedece a razo­nes ocultas que tienen mucho que ver con la relación de situacio­nes artificialmente creadas por “el poder” y sus fines ab­yectos; inmisericorde siempre con la población débil, con los ex­cluidos sociales, con los desahuciados, con los sin techo, con las hambrunas en otros países... Y a todo lo relacionado, se suma el eco, primero de Taro Aso, ministro japonés de Finanzas, que hace unos siete u ocho años dijo en la televisión: “las personas ma­yores deben darse prisa y morir” para aliviar los gastos del Es­tado en su atención médica, con probables efectos suicidas en un pueblo muy proclive al suicidio, por honor y por la propia so­ciedad. Y no mucho después, el eco de Christine Lagarde, enton­ces Secretaria del FMI y hoy al frente del Banco Central Eu­ropeo, poco después que Aso: "los ancianos viven demasiado y es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!".

 Todo lo que da lugar a una batería de interrogantes acerca de esta reacción masiva de los gobiernos al estar implicados” to­dos los países occidentales, y al emerger en esta España de ta­lante represivo de quien dispone de un bastón de mando que dice hacer todo lo que hace... por nuestro bien”; lo que a su vez dan lugar a las siguientes hipótesis de un profano. De un pro­fano, ignorante pero no estúpido que desde más o menos la mi­tad de su edad, desconfía de todo colectivo humano o divino orga­nizado: desde el Vaticano, pasando por las solemnes Comuni­dades, Científica, Médica, Farmacéutica, Económica... hasta la OMS.

 Las hipótesis, que no se excluyen entre sí y pueden ser combina­das son:

 La primera hipótesis es que estemos ante un golpe de muerte de­liberado a la Sanidad pública mundial por parte del neolibera­lismo que sigue consignas de sus think tanks, y/o del Club Bilderberg que se reunió ayer precisamente. 
 La segunda es que estemos ante una estratagema de la inge­niería financiera del neoliberalismo, para protegerse” paradóji­camente del crack como el de 1929, que viene anunciándose hace tiempo. Si bien esa supuesta protección puede actuar en boomerang más como liquidador del “sistema” o como estertor antes del fallecimiento del sistema.
 La tercera es que estemos ante “un escape” involuntario del vi­rus del Laboratorio chino de Wuhan, como ocurrió en Cherno­bil.
 La cuarta es que, pese a mostrarse tan obsecuente con los países afectados, estemos ante una “andanada” de China, en su real o su­puesta guerra microbiológica con USA.
 La quinta es que, en esa misma real o supuesta guerra micro­biológica, estemos ante  la misma estratagema pero de USA cu­yosthink tanks son temibles y más con un neonazi como Trump; o, quién sabe, si en complicidad con China.
 La sexta es que estemos ante una operación combinada entre USA y China con el fin de diezmar la población mundial y éste es el primer embate
Y la séptima es que estemos ante una simple reacción de psicosis colectiva inducida por los poderes en la sombra del mundo (Bil­derberg y las corporaciones  más potentes del planeta), en línea con esos dos principios del control social” que estudia la Socio­logía: “crear un problema para pasar inmediatamente a solucio­narlo”, y es doloroso, pero necesario”...

En fin, que, al menos en España, que va a rebufo siempre de las demás naciones por su paralización en el plano político y en el plano social durante 40 años de dictadura, y siempre con luchas intestinas, unas veces bélicas y otras de política de baja estofa, tras esta pesadilla, vendrá la otra pesadilla de un país económica y socialmente devastado. Y luego está por ver qué pasa en este nauseabundo sistema económico que, por sí fuera poco va a te­ner que hacer frente, sin tiempo para reaccionar, al cambio climá­tico y a la escasez progresiva de agua potable, de la que desde hace mucho se vienen apoderando entidades privadas dedi­cadas oficialmente a otros fines que les encubre...

 Por último, creo que esa orden que se ve en la pantalla de la tele­visión, “quédate en casa”, gubernativa o mediática, no lo sé, es en realidad un mandato subliminal. Lo que dice sin decirlo es: “quédate en casa, y si no  contraes la gripe este año pégate un tiro por el bien de España y por el de la Humanidad”.

     DdA,XVI/4440     

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