Alicia Población
Fue premiada con cuatro óscares a la mejor película, mejor película internacional, mejor guión y mejor director. Me refiero a Parásitos, del cineasta surcoreano Bong Joon-ho.
El argumento del film de casi dos horas y cuarto trata de la familia Ki-taek que sale adelante doblando cajas de pizza. Un día, su hijo logra que le recomienden para dar clases particulares de inglés en casa de los Park, una familia de clase acomodada. A partir de ese momento la trama va complicándose y sorprendiendo al espectador en cada escena.
Fue premiada con cuatro óscares a la mejor película, mejor película internacional, mejor guión y mejor director. Me refiero a Parásitos, del cineasta surcoreano Bong Joon-ho.
El argumento del film de casi dos horas y cuarto trata de la familia Ki-taek que sale adelante doblando cajas de pizza. Un día, su hijo logra que le recomienden para dar clases particulares de inglés en casa de los Park, una familia de clase acomodada. A partir de ese momento la trama va complicándose y sorprendiendo al espectador en cada escena.
En ocasiones, el humor surrealista
por lo absurdo te produce a la vez una amarga sensación de tristeza al
descubrir el choque social de la realidad de Corea del Sur y hasta casi la
lucha por la supervivencia. En esta cruda representación se define claramente
la línea divisoria entre los que tienen dinero, y mucho dinero, y los que no
tienen nada.
Corea del Sur es un país que da
facilidades para acceder a los estudios, por lo que casi cualquiera puede tener
una carrera. El problema viene después, por la falta de trabajo. No hay para
todo el mundo. Así que parte de la población se convierte en una plaga
pestilente que hay que fumigar.
Los pobres de la película son
personas inteligentes, obligadas por su condición a vivir en un semisótano que
es el orinal de los borrachos. Son conscientes de su situación y se saben
incluso más capaces que algunos ricos, como los Park, por eso tratan por todos
los medios de salir adelante, aunque sea a través del engaño.
El largometraje está lleno de
segundos sentidos. Los planos dejan claro que la casa de los Park está en un
lugar elevado, al que se accede subiendo numerosas y empinadas cuestas, un
sitio prácticamente inalcanzable. La casa de los Ki-taek, sin embargo, está en
los bajos fondos. Se ve claramente en una de las escena, cuando de vuelta a
casa los personajes parecen no dejar nunca de bajar escaleras. Esta
construcción del espacio recalca, una vez más, la diferencia entre,
literalmente, los de arriba y los de abajo.
El elemento fundamental escondido
durante toda la película y que llegará hasta el clímax final es, sin duda, el
olor. Desde el momento en el que el niño pequeño de los Park hace una sutil
mención al olor corporal del chófer de la familia, percibiendo, aunque
inconscientemente, la mentira tejida por los Ki-taek, el olor a pobre se
convierte en el verdadero protagonista. Ese hedor no desaparece pase lo que
pase, hagan lo que hagan, siempre está presente, recordando continuamente a los
protagonista de dónde vienen y la imposibilidad de deshacerse de esa suerte.
"A primera vista, ‘Parásitos’
podría leerse como una sátira social en la que una familia pobre se aprovecha
de un clan adinerado, pero esa lectura es peligrosa. En realidad, los pobres de
mi película son personas con talento y dignidad. Es la falta de empleo la que
les empuja a aprovecharse de los ricos. Además, la familia burguesa también
puede verse como un grupo de parásitos: son incapaces de realizar las tareas
más elementales y requieren de sus sirvientes para hacer cualquier cosa. (El director, en una entrevista.)
El título parece referirse,
efectivamente, a los personajes de baja condición económica, que intentan, como
parásitos, alimentarse de la riqueza de los ricos. Sin embargo los ricos
también necesitan de la fuerza de trabajo, el cuerpo, casi la sangre, podríamos
decir, de quienes se ven forzados a servirles.
Esto hace que nos preguntemos ¿quiénes son realmente los parásitos?
DdA, XVI/4441
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