martes, 11 de febrero de 2020

EL DELITO DE APOLOGÍA DEL FRANQUISMO


Félix Población

No había tenido hasta ahora oportunidad de escuchar un vídeo de los que firma el director del diario monárquico y conservador ABC, la única de las cabeceras del periodismo editadas en Madrid que sobrevive y sobrepasa más de un siglo de historia. 

Tan dilatado historial en un diario es algo muy a considerar y que merecería el máximo respeto, tanto por quienes lo hacen como por los profesionales de la información en general. Mucho me temo que en el caso de los primeros y desde hace no pocos años, sobre todo cuando el Gobierno de la nación no es de la simpatía de la empresa editora, el sectarismo y la demagogia que les mueve han tirado por tierra ese respeto.

ABC se ha convertido en un libelo, con su director a la cabeza. Buena prueba de ello es el vídeo en cuestión, donde además de tildar de social-comunista al Gobierno de coalición vigente e imputarle la defensa del terrorismo etarra o el separatismo catalán rompedor de España -siguiendo la tradición del periodismo golpista ejercido por ese periódico durante determinadas etapas de la segunda República-, Bieito Rubido afirma que incluir como delito en el Código Penal la apología del franquismo es un ataque a la libertad de estudio, a la libertad de cátedra y a la libertad de expresión. 

Sin entrar en los ejemplos de buen hacer de la dictadura que según Bieito conducirían a ensalzar al viejo régimen, como la construcción de embalses con mano de obra esclava como la de los presos republicanos, debería considerar el director de ABC que la RAE estima como apología "aquel discurso de palabra o por escrito en defensa o alabanza de alguien o algo" y que lo que sería delito en el Código Penal sería la defensa o alabanza de un régimen que condenó a la muerte, la cárcel y el exilio a quienes lucharon contra su dictadura y combatió rigurosamente la libertad de expresión y cátedra a la que Bietio apela.

En este sentido el director de ABC me recuerda el proceder de la jerarquía eclesiástica actual cuando con todo cinismo reivindica  la libertad de educación que su ministerio nacional-católico conculcó  bajo el régimen del caudillo Franco, que lo fue por la gracia de Dios.


             DdA, XVI/4404            

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