martes, 21 de enero de 2020

LA SEGUNDA BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA DE LA REINA IMPACIENTE


Félix Población

Falta un mes para que la reina consorte de España tenga en las librerías su segunda biografía, después de la que le dedicara con manifiesta mala uva su primo y exabogado David Rocasolano, titulada Adiós Princesa

Aquella pasó por la actualidad con una cierta escandalera de sal gorda que no dio mucho más de sí, y la que ahora ha escrito Leonardo Faccio, profesor de Periodismo en Barcelona, no creo que obtenga la resonancia que cabría esperar en un autor que como biógrafo solo puede aportar un libro sobre su compatriota Messi, el astro rey del fútbol mundial. 

Desconozco lo que se puede contar del futbolista argentino, cuya sobresaliente trayectoria con el balón en los pies no me parece de la suficiente entidad como para llenar muchas páginas más que no sean las de sus éxitos deportivos. Bien es cierto que Messi cuenta con los suficientes devotos como para interesarse por un libro en el que se cuenten hasta los más nimios y absurdos detalles de su cotidianidad.

Con esa perspectiva, es razonable que Faccio se pusiera a la tarea, aguardando sin duda el éxito comercial de su obra, algo que quizá haya pretendido también con la biografía de doña Letizia, de la que apenas sabemos que es fruto de un centenar de entrevistas y unos pocos años años de trabajo. Los rumores apuntan a que La reina impaciente, título del libro, dedicará un capítulo con cierta enjundia que tendrá por escenario los ocho meses que Letizia Ortiz pasó en México como becaria y vendedora de cigarrillos. 

Otro asunto que suscita interés es la razón del calificativo con el que Faccio define  a doña Letizia. Al tratarse de una biografía no autorizada, cabe suponer que algo contará que llene durante unos cuantos días algunos titulares en cuanto el libro salga a la calle, pues ese es el destino del género cuando no media la hagiografía pactada. 

A la protagonista, según cuentan en los mentideros próximos a la Casa Real, lo que le gustaría en el fondo sería que una pluma de prestigio dedicara atención a su currículum y uniera la gloria de su nombre literario (un Vargas Llosa, por ejemplo) a la de una agraciada presentadora de televisión capaz de estimular la libido del descendiente Borbón al trono de España. 

Es de esperar que sus dos hijas no garanticen la continuidad de una monarquía que debió concluir con Alfonso XIII, compinche con sus partidarios desde su partida a Roma en 1931 de quienes pretendieron acabar con la segunda República a partir casi del mismo momento de su instauración. (¿Quién quiso la Guerra Civil?, de Ángel Viñas, un libro muy recomendable).


               DdA, XVI/4383               

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí gústame más esta neña asina.

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