El mismo periódico que el pasado 22 de septiembre publicaba un
inverosímil editorial acerca de la cultura en Asturias bajo el títular
"La cultura, otra gran industria para Asturias", como si en aquella
Comunidad Autónoma se dispensara a quienes de dedican a ella en sus
distintas variantes el tratamiento y estímulo que mereciera ese
grandonismo mediático, ese diario (La Nueva España) dedica hoy su portada a una noticia que por su redacción lo dice todo acerca del
concepto de cultura que prima en aquella
región. Juzgue el lector y lea a continuación el artículo que mi querido
amigo y hombre de teatro Eladio de Pablo. Titula La Nueva España: "La puesta de largo de Leonor dispara el interés mundial por los premios
Princesa".
Eladio de Pablo
He leído con estupefacción el editorial de LA NUEVA ESPAÑA del 22
de septiembre titulado: "La cultura, otra gran industria para Asturias".
¿Cuáles son los pilares de esa "gran industria" cultural para Asturias,
según LNE? En primer lugar, la ópera de Oviedo, que según LNE da
"trabajo a 500 personas y atrajo a más de 32.000 visitantes que gastaron
unos 600.000 euros". LNE sabrá de dónde saca esas cifras tan
contundentes y tan precisas (¿32.000 visitantes?, ¿600.000 euros?), pero
no estaría de más que señalase lo que el erario público (asturiano y
nacional) desembolsa para sufragar la Temporada de Ópera ovetense, que
esa cifra es fácil saberla con exactitud. Por cierto, que LNE se cuida
en señalar que la ópera, por la "heterogeneidad del público, ya no es
una gala elitista", ni "tampoco de clase, pues hoy, con las entradas de
última hora (!) y las diversas promociones, el bel canto resulta más
accesible que nunca". Sin comentarios. ¿Y cuáles son los otros pilares
de esa "fábrica" cultural para Asturias? Casi todos de Oviedo: las
Jornadas de Piano, los conciertos del Auditorio, el Festival de
Zarzuela, el Festival de Danza, el Certamen de Música Barroca y la
Muestra de Folclore "Ciudad de Oviedo", sumados al Románico, el Museo de
Bellas Artes, el Camino de Santiago y poco más. A lo que añade la
programación teatral de Avilés, "con numerosos estrenos nacionales, un
lujo –subraya el editorial–, y la presencia de primerísimos (!)
actores". Los actores de aquí a lo más que pueden llegar es a
segundísimos, da la impresión. Queda claro que LNE siente inclinación
por todo lo que sea "lujo" y si viene de fuera, mejor. De Gijón menciona
los conciertos de rock y el pozo sin fondo de Laboral Centro de Arte. Y
punto. "Conviene orillar los localismos", afirma sin sonrojarse el
autor o autora del desafortunado editorial. Así se puede olvidar de la
programación teatral del Teatro Jovellanos (que ni menciona, aunque lo
alude), del Festival de Cine (con 60.000 espectadores comprobados), de
FETEN (con un premio "Max" en su haber), del Festival Danza Xixón, de la
Semana Negra, de las Noches Mágicas del Botánico (que este año celebran
su decimosexto aniversario), etcétera.
¿Y la cultura que se hace aquí, la cultura de Asturias, hecha por los
creadores y creadoras asturianos? ¿No hay compañías de teatro y danza
en Asturias que dan trabajo durante todo el año a cientos de personas y
llevan a todos los rincones de Asturias sus producciones, no hay
músicos, artistas plásticos y audiovisuales, no hay autores y
editoriales, etcétera?
¿No existen, por otra parte, en Asturias tres centros de Enseñanzas
Artísticas Superiores: el Conservatorio Superior de Música en Oviedo, la
Escuela de Arte y Restauración en Avilés y la Escuela Superior de Arte
Dramático del Principado, sita en la Laboral de Gijón, donde también
tiene su sede el Conservatorio Profesional de Música y Danza? ¿No
debería asignárseles algún papel en la configuración de una política
cultural que rentabilice la inversión que se hace y el talento que se
produce? Porque esa es otra: esos centros superiores están formando
artistas y técnicos que se ven obligados a "rebasar el Pajares" en busca
de su futuro y sin el menor respaldo, mientras aquí recibimos a bombo y
platillo todo lo que nos llega de fuera.
En el inefable editorial de LNE cuando se habla, eufemística y
vergonzantemente, de "Asturias, como factoría cultural", refiriéndose a
la cultura que se hace aquí, solo acierta a decir que "existen montajes
muy interesantes (!) que pasan desapercibidos o no salen de Asturias" y
que "la creación asturiana precisa perder el miedo a rebasar el
Pajares". Esta última afirmación, por otra parte, evidencia el
incomprensible desconocimiento del o la editorialista acerca de cuántos
artistas asturianos han cosechado éxitos allende el Pajares sin el menor
apoyo de las administraciones que deben velar por nuestra cultura ni de
los medios de comunicación que simulan defenderla.
Para ser ecuánimes, hay que recordar los contados casos en que una
Administración apoya financieramente producciones asturianas: el
Ayuntamiento de Gijón, con el premio "Jovellanos" (21.000 euros), que se
concede anualmente a una compañía gijonesa para producir un espectáculo
teatral, y el Ayuntamiento de Oviedo de la anterior Corporación, con
Rivi, de IU, como concejal de Cultura, que produjo dos zarzuelas:
"Maharajá", dirigida y escrita por Maxi Rodríguez, y "La verbena de la
paloma", adaptada y dirigida también por Maxi; así como la obra "El
Rector", de Pedro de Silva, sobre el consejo de guerra y ejecución en
1937 de Leopoldo Alas Argüelles, hijo de Leopoldo Alas Clarín y rector
de la Universidad de Oviedo, obra que dirigió con mano maestra Etelvino
Vázquez, dando lugar a uno de los espectáculos más dignos, por su
factura y su contenido, hechos en Asturias con mimbres asturianos de
primerísimo nivel y que, como muchas producciones asturianas, hubiera
merecido "rebasar el Pajares" (y La Corredoria, que tampoco traspasó),
pero se enfrentó al muro de indiferencia y desinterés hacia lo que aquí
se hace por parte de quienes tienen bajo su responsabilidad estimular,
potenciar, apoyar y difundir todo cuanto de bueno se produce en
Asturias.
Cuando uno lee editoriales como este de LNE lo que le queda claro es
que la creación asturiana a quien debe tener miedo verdadero es a
quienes desde aquí se empeñan en ignorarla y ningunearla ("hacen
cosillas interesantes"), dándole palmaditas paternalistas en la espalda:
venga, chicos, todo es cuestión de perder el miedo. "Asturias, como
factoría cultural –concluye el editorial– atesora un patrimonio de
potencia similar e igual sentido estratégico al que logró desarrollar
con el paraíso natural". Y remata: "¿Empezaremos a creérnoslo?". Ese es
el problema. Ni la Administración en cualquiera de sus facetas, ni los
medios de comunicación creen en los creadores asturianos. Recuerdo que
el pasado Día Mundial del Teatro, 27 de marzo, en la ESAD de Asturias
daba una charla al alumnado y profesorado el reconocido (incluso allende
el Pajares) actor José Antonio Lobato. A dicha charla acudieron en
campaña el señor Adrián Barbón (ahora presidente del Principado) y la
señora Ana González (ahora alcaldesa de Gijón). Preguntado por un alumno
sobre qué esperanza tenía Lobato acerca del apoyo que el teatro y las
artes escénicas podían esperar de las instituciones asturianas, nuestro
actor respondió tajante, mirando directamente a los dos políticos
candidatos: "Ninguna, porque nunca han creído en nosotros". Nosotros y
nosotras, los creadores asturianos, en cambio, sí que creemos en
nosotros mismos, y la prueba es la actividad febril que vemos
desarrollarse en teatro, danza, música, vídeo, cine, artes plásticas,
etcétera. A pesar de tanta incomprensión. A pesar de que "los nuestros"
nunca o en contadas ocasiones "han creído" en nosotros.
Comienza su andadura un nuevo Gobierno socialista en Asturias, con
una consejera de Cultura a la que desde aquí deseo los mejores augurios.
¿Empezarán a creérselo?
DdA, XV/4293
No hay comentarios:
Publicar un comentario