miércoles, 2 de octubre de 2019

UN EDITORIAL DE "LA NUEVA ESPAÑA" QUE INDIGNA A LOS CREADORES DE ASTURIAS

El mismo periódico que el pasado 22 de septiembre publicaba un inverosímil editorial  acerca de la cultura en Asturias bajo el títular "La cultura, otra gran industria para Asturias", como si en aquella Comunidad Autónoma se dispensara a quienes de dedican a ella en sus distintas variantes el tratamiento y estímulo que mereciera ese grandonismo mediático, ese diario (La Nueva España) dedica hoy su portada a una noticia que por su redacción lo dice todo acerca del concepto de cultura que prima en aquella región. Juzgue el lector y lea a continuación el artículo que mi querido amigo y hombre de teatro Eladio de Pablo. Titula La Nueva España: "La puesta de largo de Leonor dispara el interés mundial por los premios Princesa".

Eladio de Pablo

He leído con estupefacción el editorial de LA NUEVA ESPAÑA del 22 de septiembre titulado: "La cultura, otra gran industria para Asturias". ¿Cuáles son los pilares de esa "gran industria" cultural para Asturias, según LNE? En primer lugar, la ópera de Oviedo, que según LNE da "trabajo a 500 personas y atrajo a más de 32.000 visitantes que gastaron unos 600.000 euros". LNE sabrá de dónde saca esas cifras tan contundentes y tan precisas (¿32.000 visitantes?, ¿600.000 euros?), pero no estaría de más que señalase lo que el erario público (asturiano y nacional) desembolsa para sufragar la Temporada de Ópera ovetense, que esa cifra es fácil saberla con exactitud. Por cierto, que LNE se cuida en señalar que la ópera, por la "heterogeneidad del público, ya no es una gala elitista", ni "tampoco de clase, pues hoy, con las entradas de última hora (!) y las diversas promociones, el bel canto resulta más accesible que nunca". Sin comentarios. ¿Y cuáles son los otros pilares de esa "fábrica" cultural para Asturias? Casi todos de Oviedo: las Jornadas de Piano, los conciertos del Auditorio, el Festival de Zarzuela, el Festival de Danza, el Certamen de Música Barroca y la Muestra de Folclore "Ciudad de Oviedo", sumados al Románico, el Museo de Bellas Artes, el Camino de Santiago y poco más. A lo que añade la programación teatral de Avilés, "con numerosos estrenos nacionales, un lujo –subraya el editorial–, y la presencia de primerísimos (!) actores". Los actores de aquí a lo más que pueden llegar es a segundísimos, da la impresión. Queda claro que LNE siente inclinación por todo lo que sea "lujo" y si viene de fuera, mejor. De Gijón menciona los conciertos de rock y el pozo sin fondo de Laboral Centro de Arte. Y punto. "Conviene orillar los localismos", afirma sin sonrojarse el autor o autora del desafortunado editorial. Así se puede olvidar de la programación teatral del Teatro Jovellanos (que ni menciona, aunque lo alude), del Festival de Cine (con 60.000 espectadores comprobados), de FETEN (con un premio "Max" en su haber), del Festival Danza Xixón, de la Semana Negra, de las Noches Mágicas del Botánico (que este año celebran su decimosexto aniversario), etcétera.

¿Y la cultura que se hace aquí, la cultura de Asturias, hecha por los creadores y creadoras asturianos? ¿No hay compañías de teatro y danza en Asturias que dan trabajo durante todo el año a cientos de personas y llevan a todos los rincones de Asturias sus producciones, no hay músicos, artistas plásticos y audiovisuales, no hay autores y editoriales, etcétera?

¿No existen, por otra parte, en Asturias tres centros de Enseñanzas Artísticas Superiores: el Conservatorio Superior de Música en Oviedo, la Escuela de Arte y Restauración en Avilés y la Escuela Superior de Arte Dramático del Principado, sita en la Laboral de Gijón, donde también tiene su sede el Conservatorio Profesional de Música y Danza? ¿No debería asignárseles algún papel en la configuración de una política cultural que rentabilice la inversión que se hace y el talento que se produce? Porque esa es otra: esos centros superiores están formando artistas y técnicos que se ven obligados a "rebasar el Pajares" en busca de su futuro y sin el menor respaldo, mientras aquí recibimos a bombo y platillo todo lo que nos llega de fuera.

En el inefable editorial de LNE cuando se habla, eufemística y vergonzantemente, de "Asturias, como factoría cultural", refiriéndose a la cultura que se hace aquí, solo acierta a decir que "existen montajes muy interesantes (!) que pasan desapercibidos o no salen de Asturias" y que "la creación asturiana precisa perder el miedo a rebasar el Pajares". Esta última afirmación, por otra parte, evidencia el incomprensible desconocimiento del o la editorialista acerca de cuántos artistas asturianos han cosechado éxitos allende el Pajares sin el menor apoyo de las administraciones que deben velar por nuestra cultura ni de los medios de comunicación que simulan defenderla.

Para ser ecuánimes, hay que recordar los contados casos en que una Administración apoya financieramente producciones asturianas: el Ayuntamiento de Gijón, con el premio "Jovellanos" (21.000 euros), que se concede anualmente a una compañía gijonesa para producir un espectáculo teatral, y el Ayuntamiento de Oviedo de la anterior Corporación, con Rivi, de IU, como concejal de Cultura, que produjo dos zarzuelas: "Maharajá", dirigida y escrita por Maxi Rodríguez, y "La verbena de la paloma", adaptada y dirigida también por Maxi; así como la obra "El Rector", de Pedro de Silva, sobre el consejo de guerra y ejecución en 1937 de Leopoldo Alas Argüelles, hijo de Leopoldo Alas Clarín y rector de la Universidad de Oviedo, obra que dirigió con mano maestra Etelvino Vázquez, dando lugar a uno de los espectáculos más dignos, por su factura y su contenido, hechos en Asturias con mimbres asturianos de primerísimo nivel y que, como muchas producciones asturianas, hubiera merecido "rebasar el Pajares" (y La Corredoria, que tampoco traspasó), pero se enfrentó al muro de indiferencia y desinterés hacia lo que aquí se hace por parte de quienes tienen bajo su responsabilidad estimular, potenciar, apoyar y difundir todo cuanto de bueno se produce en Asturias.

Cuando uno lee editoriales como este de LNE lo que le queda claro es que la creación asturiana a quien debe tener miedo verdadero es a quienes desde aquí se empeñan en ignorarla y ningunearla ("hacen cosillas interesantes"), dándole palmaditas paternalistas en la espalda: venga, chicos, todo es cuestión de perder el miedo. "Asturias, como factoría cultural –concluye el editorial– atesora un patrimonio de potencia similar e igual sentido estratégico al que logró desarrollar con el paraíso natural". Y remata: "¿Empezaremos a creérnoslo?". Ese es el problema. Ni la Administración en cualquiera de sus facetas, ni los medios de comunicación creen en los creadores asturianos. Recuerdo que el pasado Día Mundial del Teatro, 27 de marzo, en la ESAD de Asturias daba una charla al alumnado y profesorado el reconocido (incluso allende el Pajares) actor José Antonio Lobato. A dicha charla acudieron en campaña el señor Adrián Barbón (ahora presidente del Principado) y la señora Ana González (ahora alcaldesa de Gijón). Preguntado por un alumno sobre qué esperanza tenía Lobato acerca del apoyo que el teatro y las artes escénicas podían esperar de las instituciones asturianas, nuestro actor respondió tajante, mirando directamente a los dos políticos candidatos: "Ninguna, porque nunca han creído en nosotros". Nosotros y nosotras, los creadores asturianos, en cambio, sí que creemos en nosotros mismos, y la prueba es la actividad febril que vemos desarrollarse en teatro, danza, música, vídeo, cine, artes plásticas, etcétera. A pesar de tanta incomprensión. A pesar de que "los nuestros" nunca o en contadas ocasiones "han creído" en nosotros.

Comienza su andadura un nuevo Gobierno socialista en Asturias, con una consejera de Cultura a la que desde aquí deseo los mejores augurios. ¿Empezarán a creérselo?

                 DdA, XV/4293              

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