Lazarillo
El periodista y escritor malagueño Esteban Salazar Chapela (1900-1965), crítico literario y articulista de los diarios El Sol y La Voz -así como de la Revista de Occidente y La Gaceta Literaria-, sólo había escrito una novela antes de su exilio en Londres, una vez terminada la Guerra de España. Entre Pero sin hijos, publicada en 1931, y Perico con Londres, publicada en Buenos Aires en 1947, median más de tres lustros.
Ya llevaba el autor ocho años de residencia en suelo británico y primer lugar de acogida de muchos republicanos que luego se trasladarían a América. Salazar Chapela fue los que permanecieron en Londres, con la nostalgia siempre de España, hasta el punto de autocalificarse becquerianamente como huésped de la niebla. Envuelto en ella, después de haberla conocido como cónsul de la República en 1937, trabajó en la emisiones para América Latina de la BBC y participó en iniciativas como la creación del Hogar Español y la fundación del Instituto Español, financiadas ambas con los fondos que habían quedado bajo el control del último presidente del consejo de ministros republicano, el doctor Juan Negrín.
Perico en Londres trata de la intrahistoria de los españoles exiliados en aquella ciudad, mientras se esfuerzan por compatibilizar su salvación personal y la redención colectiva, vinculadas ambas al resultado de la Segunda Guerra Mundial. Perico Mejía, trasunto del autor, es un arquitecto de convicciones liberales que escribe un ensayo histórico y necesario sobre las emigraciones españolas a aquel país a lo largo de los últimos siglos. Unidos por el compromiso político, la solidaridad y los lazos de amor y de amistad que se crean entre ellos, emprenden proyectos comunes que les ayuden a permanecer cohesionados como grupo y que les permitan relacionarse, como digna representación de la España republicana, con la sociedad inglesa.
Afán testimonial, reflexión moral y política, y también ficción se complementan en las páginas de Perico en Londres con el humor como significativa seña de identidad siempre de la obra narrativa de Salazar Chapela. Ochenta años después de aquel exilio que dejó a España huérfana de cultura, la edición de este libro por primera vez en nuestro país es, en cierto modo, todo un homenaje a quienes formaron parte de aquella diáspora.
Esteban Salazar Chapela viajó a su país poco antes de su muerte. Tenía la curiosidad del desterrado que quiere comprobar cuál es la vida que se ha perdido, toparse quizás con quien hubiera sido si el viento atroz de la guerra no lo hubiera expulsado del que tendría que haber sido su destino. Sin embargo, tras este breve paseo por España, el escritor malagueño regresó a Inglaterra totalmente decepcionado por el ambiente franquista. En el fondo, tal vez se autoconvence para no sufrir del mal de la nostalgia. Así escribe a su amigo el escritor Max Aub, otro expulsado: "Es mejor estar exiliado en México o en Londres que estar enterrado en Madrid".
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