miércoles, 11 de septiembre de 2019

BARBÓN SERÁ UN BUEN PRESIDENTE PARA ASTURIAS Y PARA LA IGLESIA

Sobre las “molestias” del PSOE asturiano ante el mensaje lanzado por el prelado Sanz Montes en su homilía del pasado día 8 en la basílica de Covadonga, escribe Luis Fernández, presidente de Asturias Laica, este artículo que la citada asociación envió el pasado 9 de septiembre al diario La Nueva España, sin que hasta el momento haya sido publicado por este periódico, que esperamos tenga la dignidad de hacerlo, aunque sea con retraso. Para este Lazarillo es un placer darlo a conocer en este modesto blog:
Covadonga, 8 de septiembre de 2019 /
Luis Fernández, Asturias Laica
Leo en la Nueva España del día 9: «La crítica del Arzobispo “a la demagogia feminista” molesta al PSOE asturiano». Indudablemente ni el PSOE ni cualquier otro partido político tiene que decirle a ninguna congregación confesional si sus dogmas son los adecuados o no. Y siempre que las consecuencias morales de esos dogmas, de obligado cumplimiento para sus creyentes, no vulneren los principios generales de respeto a los derechos humanos, nada tienen que decir los partidos políticos de su prédica pública.

Pero el verdadero error del PSOE es confundir el objeto de sus críticas.

Lo que resulta inasumible para la ciudadanía asturiana es ver como su máximo representante ratifica la postura del responsable local de una confesión religiosa. Posiblemente a cambio de oír elogios como «Será un buen presidente para Asturias y para la Iglesia [católica]» (elogio de arriesgada justificación y clara resonancia franquista) el Presidente de la Autonomía Asturiana muestra a su ciudadanía cómo asiste atento y solícito a que le expliquen cómo la legalidad que él representa está persiguiendo a la familia permitiendo la libertad de aborto y la educación pública, cómo cede ante la «demagogia feminista» y cómo, al legislar sobre el derecho a una muerte digna lo que consigue es que «a la vida anciana o enferma terminal se la echa, como residuo, a un cubo de basura».

A una sociedad aconfesional (por mandato Constitucional) le resulta inadmisible que su máximo representante político se someta a las exigencias dogmáticas de una confesión religiosa determinada, sea cual sea ésta. Y está claro que le resulta más insoportable cuando esas exigencias son tan reaccionarias y ajenas a la realidad social actual.

Alguien, en el PSOE, tiene que recordarle a su responsable que él es el presidente de todas y todos los asturianos, independientemente de cuales sean sus creencias religiosas. Como Adrián Barbón puede ir a misa todos los domingos a escuchar las admoniciones de cura correspondiente, como Presidente de Asturias NO puede asistir, cómplice, a actos confesionales (ya lo dice el Tribunal Constitucional «el Estado se prohíbe a sí mismo cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o de actitudes de signo religioso»). Y como responsable máximo de un partido, que se dice progresista, le hace un flaco favor con esta actuación pública.

Por otra parte, en la línea de esta celebración asturianista, el Presidente toma como fondo de su primer mensaje en este día el Prerrománico Asturiano. Si la elección del escenario tiene que ver con su intención de dirigir caudales públicos a cuidar uno de los patrimonios más singulares de Asturias, nada que objetar. Pero ¿se ha parado a pensar en quién aparece como propietario de ese patrimonio y por qué procedimientos se ha hecho con esa propiedad? ¿Tiene alguna intención de luchar porque ese patrimonio sea recuperado para el pueblo asturiano? ¿Choca eso con ser « un buen presidente… para la Iglesia»?

                DdA, XV/4273              

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