miércoles, 15 de mayo de 2019

PARA PILAR DEL OLMO, POR QUERER HACER ESCUELA DE LA BARBARIE

Félix Población

Con motivo de la feria taurina de San Isidro, que todos los años se celebra en la plaza Monumental de Madrid, El Roto nos obsequia hoy en el diario El País con esta viñeta que casa con el pensamiento del escritor republicano español Vicente Blasco Ibáñez para quien la única bestia que está presente en las corridas de toros es el público. 

Ya en las Leyes de Partida del rey Alfonso X el Sabio, hace ocho siglos, se califica a aquellos que lidian reses por dinero de infames. Desde entonces y hasta nuestros días es mucha la literatura antitaurina desplegada en nuestro país, según ha estudiando en profundidad Juan Ignacio Codina Segovia en El pensamiento antitaurino en España, de la Ilustración del siglo XVIII hasta la actualidad. Nada menos que mil doscientas páginas y más de doscientos epígrafes. Según su autor, la tauromaquia debería haber desaparecido de España en ese siglo, cuando espectáculos semejantes en los que se torturaba a los animales como diversión o espectáculo dejaron de celebrarse en Europa, gracias al mayor acceso a las sociedades a la cultura. 

Mucho antes, en la Italia del siglo XIV, se celebraraban en Italia corridas de toros -algo que no es muy sabido- que fueron prohibidas dos siglos después por el papa Pío V por considerarlas una práctica brutal y peligrosa. "Nuestros país -escribe Codina- se impermeabilizó ante la Ilustración y se quedó donde estaba en vez de avanzar. España se aisló frente a Europa en muchos ámbitos, hizo de la diferencia su marca y, con un equivocado orgullo, convirtió en seña de identidad aquello que otros países ya había logrado superar. España se enrocó y, a cada nuevo ataque exterior, su aislamiento se hizo más enérgico. En aquel momento, las fuerzas más reaccionarias inmovilistas triunfaron sobre la modernidad y el progreso, y con ellas también ganó la tauromaquía, eso sí, a costa de la civilización".

Pilar del Olmo, candidata del Partido Popular a la alcaldía del Ayuntamiento de Valladolid, forma parte de esa España inmovilista, según sus últimas declaraciones. Doña Pilar ha destacado recientemente el apoyo de su formación a la "fiesta de los toros". Tan es así que si alcanza el gobierno municipal tomará una serie de medidas para respaldarla, como la recuperación un cierto trofeo con nombre de santoral y la celebración del primer congreso internacional de tauromaquia. No faltará tampoco la creación de una escuela taurina

Vayan para la alcaldable, pues, además de las anteriores citas, un par de ellas más a modo de estrambote. La primera es de la poeta extremeña Carolina Coronado, para quien las corridas de toros son contrarias a la cultura y la sensibilidad. Un poema suyo, que versa sobre la construcción de nuevas plazas de toros en España, achaca a la tauromaquía el embrutecimiento del pueblo, coincidiendo en ello con  el filósofo y jurista Francisco  Giner de los Ríos, creador y director de la Institución Libre de Enseñamza, en que la mal llamada "fiesta nacional" es una de las cuasas del emprobrecimiento moral del país. Si además de fiesta hacemos escuela de esto, el regresismo es patente.

                       DdA, XV/4170                       

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