martes, 9 de abril de 2019

ÁNGEL HERNÁNDEZ Y GONZO: LA DIGNIDAD DE LA GRAN TELEVISIÓN


Félix Población

En su emisión de ayer lunes, el programa satírico de información política con más audiencia de España se puso muy serio. Ángel Hernández, el ciudadano que ayudó a su esposa a morir por expreso deseo de ésta ante la carencia de una ley que permita la eutanasia, quiso que fuera El Intermedio el primer medio que se presentara en su casa para dar constancia de ese hecho. 

Gonzo, el reportero de ese programa, había tenido la oportunidad de hablar con Ángel meses atrás y esa charla hizo posible ayer una de las más conmovedoras emisiones de televisión que yo recuerde. Se trataba de dar fe factual y emocional de las circunstancias que concurren cuando una persona, en un acto de amor y sacrificio, facilita la muerte a su ser más querido cuando la vida de éste, afectada por una enfermedad terminal, se ha reducido a un duro y largo sufrimiento. Quien obra así en España es, por ahora, un delincuente, y nada se ha avanzado en este sentido desde que a Ramón Sampedro (Mar adentro) le ayudaron también a morir en 1998. 

Felicito a El Intermedio por la discreción y el respeto con los que se filmó el programa, y a Gonzo por la inteligencia y sensibilidad con las que entrevistó a Ángel. Esto es muy de agradecer en unos tiempos en que tanto se prodiga la telebasura. Ayer muchos nos emocionamos con las palabras y las lágrimas de Ángel Hernández. Esta entrañable persona -a la que no conozco, pero a la que me siento vinculado por un espontáneo y sincero sentimiento afectivo-, después de haber puesto su vida al servicio de María José Carrasco durante más de treinta años, culminó esa trayectoria ejemplar con el acto más generoso de amor y dolor que puede hacer un ser humano. 

Quienes no comprendan eso no pueden ser gentes de bien. Quienes ayer no hayan acogido a Ángel en su circunstancia como a un amigo fraternal en el amor y el dolor, no tienen corazón. Tampoco los políticos que se han enlodado diciendo que el problema vivido por Ángel con la vida de dolor sin cura de su esposa no existe en España.

PS. Rescato para la ocasión este artículo de mi querido y recordado amigo Antonio Aramayona, publicado hace unos años en este DdA: El último artículo de Antonio Aramayona.


                        DdA, XV/4135                       

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