domingo, 3 de junio de 2018

UN PRESIDENTE DEL GOBIERNO SIN CRUCIFIJO

Lazarillo

Es de temer que el séptimo presidente del vigente periodo constitucional tenga ante sí, como lo tuvo Rodríguez Zapatero durante su primera legislatura, a una airada e incluso cerril oposición, a juzgar por las portadas de los medios dependientes de la derecha nada más tomar posesión Pedro Sánchez. Si entonces el gobierno del Partido Popular perdió unas elecciones por mentir sobre la memoria de dos centenares de víctimas de unos terribles atentados terroristas, el de M. Rajoy perdió una moción de censura por petenecer a un partido condenado por corrupción.
Pero no es esto lo que quiero significar, sino lo que refleja la imagen que ilustra este post. Por primera vez en un acto de las características del celebrado ayer ante el jefe del Estado, la biblia y el crucifijo han estado ausentes de la mesita sobre la que el nuevo presidente del Gobierno promete su cargo. Si se tiene en cuenta lo que dice nuestra Constitución en su artículo 16. 3, donde se establece la aconfesionalidad del Estado (“Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones"), este Lazarillo se queda con un sentimiento de vergüenza antes que con el de consolación. No faltarán optimistas que lo vean como una aproximación a la tercera República.


DdA, XIV/3866

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