martes, 5 de junio de 2018

ANTE OTRA OPOSICIÓN ENRABIETADA E INCIVIL



Félix Población 

Ayer recordó Max Pradera a su padre Javier, en La Frontera de Monedero, cuando  dijo que las secuelas de una guerra civil tardan en cicatrizar un siglo, por eso ese tipo de conflictos son un espanto. En España lo sabemos bien, porque en un siglo tuvimos cuatro, y el último no deja de reproducir esos estigmas en la memoria de la derecha  cuando, como acaba de ocurrir, es apeada democráticamente del gobierno. 
La última vez que pasó eso fue en 2004, después de que el gobierno de Aznar el de las Azores nos metiera en una guerra de invasión y conquista, saldada con cientos de miles de víctimas civiles en Iraq. No satisfecho con eso, ese mismo gobierno nos mintió por miserables fines electoralistas sobre la autoría de los espantosos atentados del 11-M que costaron la vida a casi doscientas personas. 
A partir de ese momento, durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero, el Partido Popular llevó a cabo una oposición enrabietada en la que poco menos que calificó al presidente de gobierno de terrorista por negociar con ETA, organización a la que finalmente acabó por rendir sin contar para nada con la colaboración de la oposición, empeñada y enlodad durante demasiado tiempo en el tinglado de la conspiranoia, sostenido y difundido por periodistas y medios afines al Partido Popular.
Desde la misma tribuna del Congreso de los Diputados, el mismo día de la moción de censura, el chulesco portavoz del PP dejó asomar lo que se nos viene encima por parte de su formación política. Este señor se permitió insultar al juez del caso Gürtel por condenar a su partido por corrupción, sin que hasta ahora tengamos noticia de que el Consejo General del Poder Judicial haya intervenido para defender al magistrado, tal como le ha pedido la asociación Jueves para la Democracia.
Súmese a eso el claro afán de venganza que sin disimulo alguno y con una precipitación que sorprende por inmediata supone el anuncio del Partido Popular de modificar en el Senado los presupuestos generales del Estado del año actual, aprobados por el gobierno de ese mismo partido con el apoyo del Partido Nacionalista Vasco y Ciudadanos, para así castigar el apoyo del primero a la moción, condición sin la cual el PNV no  hubiera respaldado y hecho triunfar la candidatura  de Pedro Sánchez a La Moncloa.
Pero si esos son unos síntomas inequívocos del guerracivilismo que afecta al Partido Popular como consecuencia de su trasiego desde la suficiencia al revanchismo, qué decir de ese diputado extremeño,distinguido por la Fundación Franco, que sin duda para hacer valer esos méritos ha comparado el reciente cambio de gobierno con el periodo previo a la Guerra de España, sobrepasando así las soflamas de algunos de sus compañeros y fieles seguidores de la caverna mediática para quien la aprobación democrática y constitucional de una moción de censura es equivalente a un golpe Estado.
Si como ha dicho Pradera nos quedan aún veinte años para que las secuelas de la última guerra civil desaparezcan, deberíamos pensar que estamos ante los últimos coletazos de esa pestilencia en nuestra derecha más rancia, pero no me puedo hacer a la idea  de que sigan siendo millones los españoles a los que les gusta ese hedor y fragor cainitas.

DdA, XIV/3868

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