martes, 10 de abril de 2018

ESTUDIANTES Y PROFESORES DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS DEBERÍAN ESTAR EN LA CALLE

Félix Población

Está llegando a tal extremo de desvergüenza el partido en el Gobierno con el caso Cifuentes y están siendo de tanta envergadura las sombras de sospecha que se ciernen sobre la universidad pública Rey Juan Carlos I, con un rector que debería haber dimitido de su cargo como primera medida para que Cifuentes hiciera lo propio, que los estudiantes y profesores de todas las universidades públicas de la comunidad de Madrid deberían estar ya en la calle para hacer masiva su protesta y defender la integridad que ha de perseguir la gestión de esas instituciones. 
Que después de las informaciones a las que hemos tenido acceso en las últimas tres semanas (con un Instituto de Derecho Público de la citada universidad muy en entredicho y Pablo Casado también), no haya habido una sola movilización para gritar el bochorno que lo ocurrido con el máster de doña Cristina ha provocado en millones de ciudadanos, denota un preocupante estado de somnolencia en las jóvenes generaciones universitarias y en quienes se encargan de su formación. No puedo entender ese silencio y me preocupa mucho pensar en la posibilidad de que, si no se da esa respuesta, el trato de privilegio que se le ha dispensado a Cifuentes puede no ser tan aislado como en principio cabría pensar. 
Hace unos días, en una entrevista publicada en El diario de la Educación, el filósofo y pedagogo José Antonio Marina daba en esta frase una lección de historia que conviene tener muy en cuenta: "Perdimos el tren de la Ilustración y el de la Industrialización. Si perdemos el de la educación seremos el bar de copas de Europa". Mucho me temo que estamos en ello.
Aparte de la interviú con Marina, aconsejo la lectura del interesante artículo de Layla Martínez en la edición de hoy de El Salto, Un máster en estafas, donde la articulista liga el auge del crédito para estudiantes al fin de la burbuja inmobiliaria y lo considera clave  para el crecimiento de hasta un 824% del número de personas que cursan un máster. 

PS. Recientemente, los profesores Colette y Jean-Claude Rabaté han publicado el primer tomo de los ocho de que constará la selección de las miles de cartas escritas por Miguel de Unamuno. En el mismo se dan a la luz pública algo más de medio centenar de epístolas inéditas y en total a más de trescientas. La obra en su conjunto constará de tres mil cartas. Entre todas ellas, mi estimado amigo Carlos ha querido recordarme la que don Miguel dirigió a los estudiantes en 1929 desde su destierro de Hendaya durante la dictadura de Primo de Rivera, que solo se prolongará unos meses más, hasta enero de 1930. Esta misiva, que Carlos encontró copiada a máquina en un viejo libro de su abuelo, se publicó como carta abierta en Hojas libres, la revista de oposición a la dictadura de Primo de Rivera y a la monarquía de Alfonso XIII que publicó Eduardo Ortega y Gasset en el exilio francés entre abril de 1927 y, al menos, diciembre de 1929, y en la que Unamuno colaboró de modo muy activo. Según los profesores Rabaté se trata de un auténtico manifiesto que se convierte hoy en un documento histórico, ya que los estudiantes -a los que califica de hijos suyos- son, en la primavera de 1929 (la carta está fechada el Domingo de Pasión de ese año), los opositores más eficaces y determinados a la dictadura. El texto está escrito con gran apasionamiento y es también un ataque muy duro contra unos catedráticos serviles que doblan la cerviz.

Léase: Francisco Caudet: Estudiantes y profesores frente a la dictadura.


DdA, XIV/3815 

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