Lazarillo
Interesante publicación esta de Libros La Catarata, que acaba de llegar a las librerías y cuenta con una serie de artículos sobre las redes impulsoras de la modernidad en España en el primer tercio del pasado siglo. La edición corre a cargo de Luis Enrique Otero Carvajal, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid, y cuenta con las colaboraciones de diversos analistas cualificados.
Entre 1900 y 1936, la sociedad española experimentó un intenso proceso de
cambio liderado por la sociedad urbana, que se reflejó, por ejemplo, en
el crecimiento demográfico, la reducción de las tasas de analfabetismo,
la transformación de los mercados laborales, la consolidación de los
partidos y sindicatos de masas o la elevación de los niveles de vida.
Este desarrollo acelerado supuso un foco de problemas y preocupaciones
para las autoridades municipales y estatales, pero también de
oportunidades para la aparición y consolidación de nuevos negocios, de
nuevas industrias y mercados laborales, que emplearon a miles de
personas conforme los nuevos servicios de transporte, comunicaciones,
infraestructuras y servicios se expandían para hacer posible la moderna
vida urbana. La multiplicación de viajeros y mercancías por la red
ferroviaria y la de carreteras, así como de la circulación de la
información a través de las redes postal, telegráfica y telefónica
fueron la expresión de la intensificación de las relaciones económicas y
sociales registradas durante el primer tercio del siglo XX. De la misma
manera, la aparición de la electricidad y el motor de explosión
permitió la constitución de sistemas integrados de transporte público y
privado, que posibilitaron la ampliación espacial de las principales
ciudades del país y la puesta en marcha de los procesos de
metropolitización de las principales urbes de la península. En
definitiva, este crecimiento del espacio urbano fue imprescindible para
acoger a una población en continuo crecimiento por los movimientos
migratorios interiores y el descenso de la tasa de mortalidad, atraídos
por el creciente dinamismo de la economía urbana, tanto en su vertiente
industrial como de servicios.
DdA, XIV/3708
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