Félix Población
Sí, también yo, como algún otro periodista que asimismo se ha expresado, he sentido y siento toda la vergüenza imaginable cuando he venido
comprobando, día tras día, a través de los servicios informativos de la radio y
televisión públicas, así como a través de los medios de comunicación privados, que
la tragedia vivida con los incendios en Portugal apenas ocupaba unos pocos
minutos en los noticiarios.
Quizá sea por mi proximidad al
vecino país que me sienta más sensibilizado, pero que hayamos tenido esos mismos siniestros en los montes
gallegos y asturianos, con miles de hectáreas quemadas y cuatro personas fallecidas, y aún así no se haya tenido más
atención informativa a los incendios de Portugal que la que se dio a los mismos hechos en California, deja a nuestros medios de comunicación en muy mal lugar.
En Portugal han fallecido 45 personas como consecuencia de los últimos fuegos, que han llegado a devorar aldeas y pueblos enteros, y todas nuestras radios y televisiones, públicas o privadas,
enfocadas en exclusiva en el conflicto catalán desde hace semanas, han dado la espalda a lo que
ocurría al oeste de la península, siendo como es el de Portugal un problema que
está afectando de un modo alarmante al noroeste español, según hemos podido
comprobar de modo casi coincidente, cuando en pleno otoño -tiempo de lluvias-
cientos de incendios provocados se han desatado sobre los bosques secos y
abandonados de Galicia, Asturias y León.
El magnífico analista del conflicto
que actualmente afecta a Cataluña, Enric Hernández, firmaba ayer una columna en El Periódico de Catalunya en
la que diagnosticaba malos tiempos para aquel país. La convocatoria de un
referendo unilateral y la promesa de una declaración unilateral de
independencia han ocasionado hasta la fecha, entre otras incidencias negativas, cientos de
empresas en fuga, miles de millones de euros de ahorros discretamente
transferidos, física o virtualmente, a sucursales bancarias lejos del
territorio catalán, inversores buscando negocios inmobiliarios en entornos más
apacibles que la tumultuosa Barcelona y un desplome de la reservas turísticas.
Para tal panorama no tiene Hernández otro sustantivo más adecuado que el de
titular su artículo Nos dejaréis un erial. Si al del noreste sumamos el que auguran la sequía otoñal, tantos incendios provocados en el noroeste y los que se dan a poniente
en toda una nación, quizá tengamos que hablar de eriales múltiples en el porvenir
de una península ibérica desertizada, sea bajo una u otra bandera. Una sucesión de eriales soberanos.
DdA, XIV/3670
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