lunes, 25 de septiembre de 2017

PUIGDEMONT/ÉVOLE: ACABAR MAL ES QUE PERDAMOS TODOS

Félix Población

El excelente cronista parlamentario Luis Carandell dejó dicha una frase acerca del nacionalismo que ayer tuve en cuenta al término de la notable entrevista que Jordi Évole hizo en La Sexta al presidente de la Generalitat: El nacionalisme consisteix a considerar bo to alló que surt de nosaltres mateixos, sigui bo o dolent.

La agudeza del segundo periodista catalán citado para hacer patente la chapuza parlamentaria que condujo al gobierno de la Generalitat a convocar el referendo sin una mayoría cualificada, recurriendo Évole a los antecedentes pasteleros de la familia Puigdemont, no obtuvo por parte de este un mínimo atisbo de razón democrática en sus respuestas. Ocurrió lo mismo con otras cuestiones, sin que el presidente de la Generalitat  esgrimiera en una sola de ellas un asomo de autocrítica, como no fuera la de haber sido demasiado indulgente en el pasado con el gobierno central.

Cuando el periodista trató de indagar si había alguna posibilidad de solución antes de evitar lo que parece será un choque de trenes en toda regla, sin que las partes contendientes renuncien a afirmarse en el referendo o a impedirlo, utilizó Puigdemont las palabras rendición y retirada, muy significativas del punto de refriega al que se ha llegado con el gobierno de Rajoy. En consonancia con esa contestación, don Carles solo admite que la jornada del 1-O pueda acabar mal si el referendo no se llega a celebrar. Su argumento, tal como están las cosas y con el despliegue de fuerzas policiales estatales que ha desembarcado en Cataluña, me parece de una inconsciencia mayúscula, como lo sería pensar que para el gobierno central esa jornada acabaría mal en caso de que el referendo se celebrara.

Para confiar en que la consulta tenga lugar, esgrimió Puigdemont que la hará posible la afluencia masiva de ciudadanos ante las urnas, como si su sola presencia fuera suficiente y no pudiera ser desalojada por las fuerzas de seguridad con el consiguiente riesgo de altercados en las calles. Le recordó Évole lo expeditiva que había sido la policía autonómica desalojando la Plaza de Cataluña el 15-M, ocupada por miles de personas.


Tampoco estuvo convincente Puigdemont cuando Évole le preguntó por las declaraciones de Turull y Carme Forcadell, que negaron a los votantes del Partido Popular y Ciudadanos en Cataluña su condición de demócratas y la de pertenecer al pueblo catalán. El president también se mostró incoherente cuando el periodista le recordó sus noes a la autodeterminación del Kurdistán y el Sahara Occidental en 2014, después de mostrarse partidario del referéndum de autodertimación que hoy se celebra en Kurdistán.

Me temo que si yo fuera catalán me sentiría, al término de esta interviú, tan decepcionado por la mediocridad, contradicciones, intransigencia y simpleza de argumentos de mi president, incapaz de abrirse a otro diálogo que no sea el de anteponar su referendo, como me siento con el presidente del gobierno de España, incapaz de abrirse a otro diálogo que no sea el de anteponer la prohibición de ese referendo. No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos -afirma el reputado historiador Josep Fontana en una reciente entrevista sobre el problema catalán-, pero es una en la que posiblemente perdamos todos.

+@La declaración de Zaragoza en favor de una tercera vía en Catalunya –referéndum pactado– cobró realce y el Gobierno de España se ahorró en el último minuto una pésima imagen circulando por el mundo: diputados, senadores y alcaldes de los partidos más disidentes, representantes del voto de 6,5 millones de ciudadanos, insultados y acosados por fanáticos de extrema derecha. Habría sido un mal tanto después de una semana nada buena para el Gobierno en el circuito informativo internacional. Las imágenes de las manifestaciones en Catalunya han impresionado en el extranjero. Cada vez son más frecuentes los editoriales, especialmente en el ámbito anglosajón, que piden una salida negociada, cuando no la celebración de un referéndum pactado. Digámoslo todo: también se están publicando artículos muy duros contra el independentismo catalán, especialmente en la prensa francesa, alemana e italiana, que el insomne aparato de propaganda soberanista intenta soslayar. Enric Juliana, La Vanguardia.

DdA, XIV/3645

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