Ana Cuevas
Como ya es costumbre en nuestro presidente siempre que el país se
ve agitado por una crisis de enjundia, Mariano pone tierra de por medio.
Pero esta vez no ha sido algo tan banal como un partido de fútbol lo
que le ha servido para distanciarse del problema de turno. Rajoy
ha cruzado el charco hasta el mismísimo corazón del Imperio para
entrevistarse con el Sumo Sacerdote, con el oráculo del tuit, con ese
adonis rubio de tez anaranjada y fluido verbo que aprendió diplomacia en
algún manicomio llamado Donald Trump.
La misión de Marianico
es recibir el espaldarazo del tío más poderoso del mundo respecto a la
cuestión independentista catalana. Sinceramente, dudo que a Trump le
importe un comino salvaguardar la unidad de España y el orden
constitucional. Voy aún más lejos, dudo hasta que tenga claro que España
no es una región de México y que pretenda que paguemos nuestra parte
del muro. En cuanto a saber donde se ubica Cataluña, mejor ni hablamos.
Pero
siempre que se acude a pedir favores a las más altas instancias del
orden mundial, los fabricantes de vaselina se frotan las manos. Trump
apoyará a Mariano. En el encuentro, entre genuflexión, moqueo y
besamanos, el presidente de EEUU manifestará su solidaridad
incondicional con el presidente español. Y como se le caliente el morro
al hombretón, ¡ya se puede atar los machos Puigdemont!, que se va a jartar de recibir tuits apocalípticos hasta que le coja aversión a las sardanas.
La
palmada en la chepa de Mariano nos va a costar dineros, entre otras
cosas. Nada es gratis en el mundo de este titán de los negocios y los
trueques que intenta manejar el planeta igual que una multinacional
marrullera. El de Pontevedra lo sabe y suspira: "It´s very difficult...todo esto", mientras le pone ojitos de carnero degollado al gorila supremacista de genio imprevisible.
De momento, como no está bien ir de visita con las manos vacías, Rajoy
le ha llevado a Donald un par de presentes: la expulsión del embajador
norcoreano (será porque nos acabamos de enterar que Corea del Norte
tiene un régimen totalitario y fascista) y otorgar a los exiliados
venezolanos el estatus de refugiados por motivos humanitarios. Bueno,
para abrir boca y empezar a hablar no está mal, pensará el americano.
Pero algo me dice que, por lo que sea, va a subir nuestra contribución
económica a la OTAN con el fin de aliviar la de los estadounidenses. Ahí
lo dejo. Al final, la pela es la pela, en Washington, en Madrid y en Sant Sadurní d'Anoia.
Esperemos
que la cosa quede aquí porque ya se sabe que: quien con orangutanes se
acuesta... magullado se levanta, como poco. Y es que, andando en
sociedad con semejante socio, la caja de pandora se queda apenas en una
cucaña rellena de confetis.
Con el tejemaneje que lleva el
tío con lo del "pequeño hombre cohete" y la inquietante certeza de que
los dos sociópatas tienen acceso directo a destruir a sangre y fuego
(amén de ser ambos de gatillo fácil), a una se le queda mal
cuerpo. Igual soy tiquismiquis.
¡Mariano no seas loco!...
¡vuelve a España hombre! Incluso en Cataluña estarías más seguro que al
lado del Maligno de cabellos de oro. Se rumorea que si la
mole simiesca te mira directamente a los ojos te roba la voluntad y
hasta la vergüenza.
¡Ay que me olvidaba!, que hablamos de Rajoy. Entonces todos tranquilos, que no pasa nada de nada.
DdA, IV/3647

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