Foto FP
Félix
Población
Creo
recordar que treinta de los cien kilómetros del Cordel de Merinas, la vía de
tránsito de ovejas de esa raza que se empleaba entre Salamanca y el mercado de
Medina del Campo, discurren por nuestra provincia. Solo por lo que económica e
históricamente representó en su día para la región, debería tenérsele a ese
camino un cierto respeto. (Se le llama cordel por tratarse de una vía pecuaria que no sobrepasa los 37,50 metros de anchura).
Quienes
tenemos ocasión de circular por esa ruta en nuestros trayectos ciclistas o
andariegos venimos observando, desde hace muchos años, que hay gentuza capaz de
verter en su trayecto basuras diversas y deshechos múltiples, sin reparar en
que la ciudad dispone desde hace mucho tiempo de
los llamados Puntos Limpio.
Los escombros ilegales, arrojados por ciudadanos sin escrúpulos y
merecedores de residir en pocilgas a su imagen y semajanza, perduran en el Cordel de Merinas a pesar
del convenio de colaboración existente para su limpieza y acondicionamiento.
Ese convenio no es de ahora. Se aprobó hace más un año, entre la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la
Junta de Castilla y León y los Ayuntamientos de Salamanca, Cabrerizos y
Moriscos, sin que al día de hoy se sepa si ha sido firmado, tal como denunció
Podemos (Cabrerizos). También se desconoce –según ese mismo partido- si se han
llevado a cabo las acciones y obligaciones señaladas en el citado convenio y,
en su caso, cuál es el estado de
ejecución de las mismas.
Lo evidente es que
si se transita por el viejo camino que discurre al pie del ferrocarril y bien a
la vista de sus pasajeros, nos seguiremos encontrando con un basural propio de
un país tercermundista y unos ciudadanos que deberían ser rigurosamente
sancionados por su indecencia. Porque no todo es negligencia por parte la
administración cuando este tipo de guarradas saltan a la vista y enlodan
nuestro entorno ambiental.
DdA. XIV/3595
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