viernes, 9 de junio de 2017

A GERHARD HOFFMANN, AHORA QUE FRANCO SE FUE DE SALAMANCA

 Hasta hace bien poco defendido y protegido por el
Ayuntamiento conservador de Salamanca, el medallón será retirado 
hoy de la Plaza Mayor deciudad. ¡Aleluya!
Con Gert en Wiener Neustadt, hace unos años.

Félix Población

Hace tres años falleció a los 97 de edad el brigadista austriaco Gerhard Hoffmann, a quien tuve el gusto de conocer y con cuya amistad me sentí y me sentiré siempre honrado. De entre las personas que he conocido en mi vida, pocas como él pueden haberme dado mayor ejemplo de dignidad.
Hoffmann, que empezó a aprender español en las cárceles del austrofascismo leyendo El Quijote, combatió en la Guerra de España en defensa de la segunda República. Terminada la contienda, estuvo preso en el campo de concentración de Gurs. Cuando regresó a su país se encontró con la ausencia de sus padres y hermano, asesinados por el nazismo.  
Esta mañana se han iniciado en la Plaza Mayor de Salamanca las obras para la retirada del medallón de Francisco Franco, tal como está establecido en la Ley de Memoria Histórica aprobada hace casi diez años. Tengo entendido que el sillar pesa entre 400 y 500 kilos, pero lo que ha pesado y mucho en la conciencia de los demócratas es la permanencia de esa efigie en el corazón de una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad.
Mi amigo Gert soñaba durante la guerra que una vez finalizada con la derrota de los generales felones iría a estudiar medicina a Salamanca. Ese sueño no se cumplió, pues tal como dice Alberti (El soldado soñaba/ aquel soldado de tierra adentro, oscuro), cuando vino la paz era un olivo de interminable sangre por el campo.
Hoffmann conoció la ciudad muchos años más tarde, durante una convocatoria en la que se reunieron los ya muy viejos brigadistas internacionales a los que Hernández llamó almas sin fronteras. Esos luchadores voluntarios contra el fascismo pudieron ver entonces, con más  perplejidad que dolor, la imagen del verdugo de muchos de sus compañeros.
Vaya por Gert, por su memoria, por su dignidad, por el amor que desde muy joven sintió por este país, su lengua y su cultura, y  por la amistad con la que me honró al término de su larga vida, esta modesta recordación, coincidente en el día de la fecha con el centenario de su nacimiento.

DdA, XIV/3559

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