miércoles, 3 de mayo de 2017

ERREJÓN: TODAS LAS COSAS QUE ME HAN ENSEÑADO A PENSAR LAS HE LEÍDO EN PAPEL

 
Lazarillo

Mucho y bueno dijo ayer Errejón en la Plaza del Guernica, junto al Museo Reina Sofía, lugar habitual de encuentro de Podemos con su gente, con motivo de la festividad de la Comunidad de Madrid, cita de Antonio Machado incluida (no es decente quien no ama a su pueblo). Únicamente este partido puede seguir permitiéndose la ocupación de la calle con una respuesta masiva de los ciudadanos. Los demás, como sus propias cúpulas, se limitan a lugares cerrados, sin la intemperie popular que sirve de nexo con la realidad social del país. Había una cierta expectación por encontrar juntos en la tribuna a quienes hasta hace poco eran los dos líderes incuestionables del partido morado, antes de Vistalegre 2. Ni Pablo ni Íñigo defraudaron al respetable. La sincronía de ese binomio es fundamental para que sobre el partido morado no haya acechanzas divisorias que tanto mal originarían en su proyecto político y que sus adversarios van a tratar de fomentar a toda costa. Es de esperar que eso se tenga muy claro en el interior de la organización. Para mayor conocimiento de la personalidad intelectual de Errejón, recomiendo la lectura de esta larga entrevista en la excelente revista Cuatro Ojos Magazine, a propósito de su condición de lector intensivo y omnívoro. Vaya como aperitivo esta pregunta acerca de la coyuntura política que actualmente se vive en Francia ante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales:
 
-Uno de los libros de los que nos has hablado es Sumisión, de Michel Houellebecq, que ha vuelto a la actualidad con las elecciones en Francia. ¿Estarías más cómodo eligiendo entre Le Pen y Macron o entre Le Pen y un partido islamista moderado?
 
Preferiría no verme en la tesitura de elegir quién hace frente mejor a Le Pen, si Macron o los islamistas. En el libro, la competición entre Le Pen y el islamismo moderado es una discusión entre gente que todavía cree en algo. Le Pen es una cosa terrible que hay que frenar, pero también es el producto del descreimiento de los políticos tradicionales, de políticos que no creen en nada, de políticos que no tienen convicciones firmes y que creen en lo que haya que creer o en lo que dicten las finanzas. Por supuesto, es preferible que gane Macron a que gane Le Pen, pero Macron es un artefacto peligroso porque contribuye a reforzar una forma de política descreída y alejada de la gente. Cuando más gente necesita protección, sentido de la comunidad, valores transcendentes, el regreso del Estado, la sensación de pertenecer a una comunidad soberana que te cuida, que no te deja tirado cuando vienen las malas, un banquero ganador de la crisis seguramente es una muy mala noticia, y el riesgo está en que pavimente la victoria en 2022 de Le Pen. Continuar con la política del descreimiento de los candidatos fabricados en laboratorios de márquetin, sin pasión, sin identidades colectivas fuertes, sin promesas de protección y de comunidad, creo que contribuye a regalarle todo ese terreno a Le Pen, el de la patria, el de la comunidad, el de un Estado que te protege, el de volver a ser una comunidad soberana que no hace todo al dictado de los poderes financieros. Y no hay peor cosa que podamos hacer los progresistas en el mundo que dejarle las ideas de patria y de comunidad a los populismos reaccionarios. Hay sectores de la socialdemocracia tradicional que creen que esas son ideas que hay que abandonar, pero deberían tomar más y mejor nota de lo que está pasando en toda Europa y en Estados Unidos. Si en Estados Unidos no hubiera habido un candidato tan identificado con el stablishment como Hillary Clinton, es posible que no hubiera ganado Trump, porque no se le habría dejado la defensa de los perdedores de la crisis ni de decir que ser americano es algo más que tener un pasaporte, sino tener derechos. Claro, Trump lo hace de forma reaccionaria: ser propietario de derechos contra los mexicanos, contra los de fuera…


+@Cuatro Ojos Magazine
DdA, XIV/3526 

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