De acuerdo, la ciencia y la tecnología avanzan con la velocidad de vértigo,
y la electrónica aporta toda clase de pasatiempos y utilidades. Pero ¿para qué? De los pasatiempos el humano se acabará cansando. Y las utilidades se volverán contra él, porque ¿de qué le
servirá al ser humano que la Ciencia y la Medicina le
reparen la cadera o el corazón rotos o le
extirpen estupendamente un tumor, si lo que luego le espera es eso cada vez más estructural: soledad, tedio, tristeza y quizá desesperación por sus míseras condiciones de vida y por haberle alejado tanto los dirigentes y
los explotadores de cada sociedad y del mundo,
de la naturaleza?
¿Cuánto tiempo estará contento por
satisfacer fácilmente su curiosidad en las enciclopedias y cuánto
durará
la excitación
de compartir su soledad en las redes sociales? ¿Cuánto puede durarle la sensualidad del dinero, la que proporciona el
dinero y la acumulación de dinero... si es
que tiene acceso al dinero?
El ser humano está sacrificando
la cultura, la filosofía, las humanidades y
los valores más antiguos del espíritu y de la
mente. Y todo para venerar al coche y a la electrónica. Y todo para rendirse a una
comodidad que ya no sabe disfrutar y que
le irá
conduciendo a la molicie colectiva y al
embrutecimiento antes de perder la capacidad de pensar y antes de adquirir la
destreza de pensar por cuenta propia.
A diferencia del ave, que no se jacta de saber volar, se ufana el
humano de su inteligencia. Y sin embargo no ha conseguido averiguar cuál es el sentido de la vida ni hacia dónde
se dirige él, ni hacia dónde camina la
civilización a la que pertenece. Hoy día,
precisamente gracias a la tecnología conocemos
hasta qué punto en el animal
están presentes la compasión, la
solidaridad y la inteligencia, mientras los dirigentes del mundo carcen de
compasión, de sentimiento de solidaridad y de inteligencia natural llevando al
planeta y a la humanidad hacia el abismo.
Pase que en los primeros 50
años no reparase en las gravísimas
consecuencias de los excesos cometidos contra la Naturaleza. Pero cuando años
después el caos climático, que sólo los cretinos niegan, es manifiesto y manifiestos los estragos que
causa, el humano pone también a prueba su
escasa inteligencia respecto a las capacidades que la ciencia le atribuye y de
las que él
se pavonea.
Sea como fuere, lo cierto es que poniendo muy en duda la inteligencia útil para todos, algunos sociobiólogos
pronostican precisamente que el suicidio de la humanidad será su último avatar...
DdA, XIV/3491
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