
Foto: Victorino García Calderón
Félix Población
Según he podido
leer en La Crónica, se felicitaba Podemos por el acuerdo tomado por la
Diputación Provincial para encargar un estudio sobre el impacto que podría
tener la mina de uranio en la salud de los habitantes del entorno de Retortillo.
La mina de
Berkeley, según el citado partido, dejando pendiente lo que demuestre o ratifique ese estudio –por
si no estuvieran bien probados los efectos de la radioactividad proveniente de
material nuclear-, será una industria de corto plazo con unos graves efectos
contaminantes a la larga, entre los que pueden estar los que perjudiquen a la
salud de los lugareños.
Lo que más me
interesó de la noticia, a este respecto, fue la opinión de uno de los ponentes
y representante de la citada empresa en el debate convocado por una asociación
estudiantil de la Universidad de Salamanca. Justificó el
aludido la oportunidad de abrir una
explotación de uranio radiactivo en Retortillo “porque se trata de una zona con
una demografía descendente”.
Ignoro
cómo se
le pudieron escapar literalmente esas palabras, pero tal parece que con
ellas sí deja traslucir que la salud de los lugareños va a sentirse
afectada y que los
daños, por lo tanto, serán menores no porque lo sean en sí mismos, sino
porque
quienes los sufran van a ser cuantitativamente menos habitantes que los de una zona más poblada.
Si a ello
sumamos, por esta misma causa, una menor resistencia ciudadana entre una
población más envejecida, no es de extrañar que las máquinas de Berkeley se
hayan aprestado con tanta presura a talar las encinas centenarias del
entorno, aquellas que como los olivos de Miguel Hernández “no los levantó la nada / ni el dinero, ni el señor / sino la tierra
callada, / el trabajo y el sudor. / Unidos al agua pura / a los planetas unidos
/ los tres dieron hermosura /de los troncos retorcidos. / Levántate, olivo cano, / dijeron al pie del viento. / Y el olivo alzó una mano / poderosa de
cimiento”.
Hace unos días,
la Unión Astronáutica Internacional puso a un planeta el nombre del poeta de
Orihuela. Me alegra que Hernández tenga a partir de ahora una nombradía estelar,
pues bien se sabe que fue "perito en lunas", pero su voz la seguimos necesitando en la tierra:
“Árboles que vuestro afán / consagró el centro del día /eran principio de un
pan / que sólo el otro comía”.
*Artículo publicado hoy en La Crónica de Salamanca.
*Artículo publicado hoy en La Crónica de Salamanca.
DdA, XIV/3478
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