Julián Aceitero Gómez
La
semana pasada saltó la noticia de que una protesta de estudiantes en la
Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid -UAM- había impedido
que el ex-presidente del Gobierno Felipe González y el Presidente del grupo
empresarial PRISA, Juan Luis Cebrián, participaran en un “acto académico”
programado en dicha facultad. Aunque esta noticia ha sido profusamente tratada
por los medios de comunicación, el acto académico en sí mismo no habría sido
analizado, siendo el objeto de este artículo analizarlo:
El
periódico El País y la citada
facultad, coincidiendo con el cuadragésimo aniversario de dicho periódico,
organizaron el Curso (jornadas) “SOCIEDAD
CIVIL Y CAMBIO GLOBAL”, dirigido por el Director del mismo periódico y por el catedrático de Derecho
Constitucional de la UAM Antonio Rovira Viñas (1). Este catedrático es Director del Máster en Gobernanza y Derechos Humanos que la “Cátedra de Estudios Iberoamericanos Jesús de Polanco” imparte (2).
Y aquella cátedra así se denomina en homenaje a quien forjó y dirigió el grupo
empresarial PRISA (3), al que pertenecen
no solo el periódico El País (4), sino también la Fundación
Santillana (5), siendo el Director de
esta fundación miembro del Comité de Dirección del citado máster (2). Y en la
Secretaría de dicho máster debieron inscribirse los alumnos que quisieran
asistir a las sesiones del citado curso, a quienes, por presentar un
trabajo-resumen de aquellas sesiones, se les reconocerán los créditos
correspondientes y se les entregará la
certificación de su participación en dicho curso (1).
La intervención de Felipe González y de
Juan Luis Cebrián en dicho curso estaba programada en su segunda sesión, en la
que se habría tratado el tema titulado “SOCIEDAD
CIVIL, ESPAÑA E [sic] EUROPA” (6):
Pues
bien, además del error gramatical indicado con aquel adverbio latino (7), se aprecian otros cuatro al leer la
introducción a dicho tema: “El proyecto
europeo atraviesa momentos difíciles. La discutida gestión de la deuda en la
eurozona, el debate siempre abierto, sobre la legitimación democrática de sus
órganos e instituciones, la situación de los refugiados, está erosionando el proyecto de Unión”. Es obvio,
pues, que los errores gramaticales antes aludidos hacen incomprensible la
lectura de la introducción del tema
recién transcrita y al subsanarlos, es decir, al eliminar tanto su segunda coma como la cuarta y al sustituir no
solo su tercera coma por la
conjunción -y-, sino también el singular de la tercera persona del presente de
indicativo del verbo estar por el plural de la misma, dicha introducción resulta
comprensible: El
proyecto europeo atraviesa momentos difíciles. La discutida gestión de la deuda
en la eurozona, el debate siempre abierto sobre la legitimación democrática de
sus órganos e instituciones y la situación de los refugiados están erosionando
el proyecto de [la]
Unión [Europea -UE-].
Y
a continuación de aquella introducción se propone un debate sobre la necesidad
de que la sociedad civil europea, con una identidad propia, sea capaz de
impulsar y reforzar la Unión Europea, lo que en principio no parece
comprensible teniendo en cuenta las causas tan dispares que la están erosionando,
aludidas antes en la introducción del tema, es decir, la gestión de su deuda,
la legitimidad democrática de sus instituciones y la crisis de los refugiados. Pero
lo previsto era que Felipe González y Juan Luis Cebrián afrontaran dicho debate
o “DIÁLOGO” titulado “Sociedad Civil, España y Europa. El futuro no es lo que era” (6),
y la mitad de este título -el subrayado es mío- es tan telegráfico que no tiene
sentido y la otra mitad tampoco lo tendría o sería una obviedad: el futuro no
es presente ni pasado.
Por
lo tanto, no es posible profundizar en el tema que habría sido objeto de
aquel debate ni, en consecuencia, saber
las opiniones previas que el ex-presidente de Gobierno Felipe González y el Presidente del grupo
empresarial PRISA, Juan Luis Cebrián, pudieran ya haber hecho públicas al
respecto. En cualquier caso, sus respectivas opiniones tendrían que haber sido
diferentes para confrontarlas en aquel “debate-coloquio”, tal y como fue
anunciado, pero es improbable que lo fueran dado que sus relaciones político-empresariales
se remontan a cuando el primero era Presidente del Gobierno y el segundo
Director de El País.
Así
pues, las deficiencias metodológicas constatadas en el tema objeto de debate en
aquel acto, evidenciadas en los dos párrafos anteriores y, en especial, los
burdos errores gramaticales constatados en el que los precede, descartan la
participación de un profesor de la Facultad de Derecho de UAM en la
programación de aquel acto. En consecuencia, el acto impedido por la protesta
estudiantil puede considerarse
“académico” sólo porque se habría celebrado en instalaciones de dicha
facultad. Y que ésta, en especial su catedrático de Derecho Constitucional
Rovira Viñas, se prestara a aparentar un lustre universitario para un acto
organizado por un grupo empresarial (PRISA) a su Presidente (Juan Luis
Cebrián), revela la degradación ética en la que la Universidad pública española
está sumida.
NOTAS
(2)
(3)
(4 )
(5)
(6)
(7)
DdA, XIII/3370
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