Me escribe desde su ciudad de residencia Ángeles Flórez, más conocida por Maricuela, militante desde los 17 años de las Juventudes Socialistas Unificadas y con ya casi 98 muy lúcidos en su azarosa existencia. Nos conocimos hace tres o cuatro y charlamos largo y tendido sobre su vida. Hace unos días fue protagonista de una de las intervenciones más llamativas y emotivas de la
asamblea que celebró el PSOE de Gijón con ocasión de la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general y el nombramiento de una comisión gestora que conducirá posiblemente al partido, o al menos a una parte de sus diputados, a abstenerse en la sesión de investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno: «Les dije que iba a hacer 98 años -cuenta Maricuela- y que me dieran el regalo
del no, no y no. Me da miedo lo que está pasando porque es mi lucha. Me veo en una situación en la que se está
derrotando al PSOE, que es mi vida y cuyo razón de ser es la defensa del
obrero. Si Rajoy tiene la mayoría que sea con los suyos, pero no con el
PSOE, que fue fundado para defender al obrero». La firma de Maricuela está entre las de los miles de militantes socialistas de todo el
país que se oponen a que su partido se abstenga. «Yo no estoy en
contra de un partido de derechas, sino de este Partido Popular, porque
son los de las derechas de antes. Si fueran como los de Alemania o
Francia podría plantearse, pero este partido es el que no soportaba que
el obrero pudiera vivir y estudiar como ellos. Nos lo quitaron todo,
pero yo ya no lucho por mí, que ya no me pueden quitar nada, sino por
los que están sufriendo». Rescato para la ocasión el artículo sobre Ángeles Flórez que publiqué en este mimo DdA y en La Marea hace algo más de un año.
ÁNGELES FLÓREZ, MARICUELA, UN CORAZÓN SOCIALISTA DE 17 AÑOS
Según leo, la mencionada publicación recoge la
semblanza de diversas mujeres que han contribuido a gestar la ciudad
(Gijón) que hoy conocemos y que no siempre reciben el reconocimiento que
se merecen: Artistas, escritoras, dramaturgas, activistas de la lucha
sindical, de los derechos humanos y los derechos civiles, feministas,
cooperantes, mujeres que abanderaron la lucha antifranquista y
conquistaron los espacios de libertad e igualdad, como testimonio
fundamental para las jóvenes generaciones.
Se trata de una iniciativa puesta en marcha durante
cuatro meses por un grupo de alumnos y alumnas del IES Padre Feijoo de
Gijón. La presentación servirá, a su vez, para homenajear a las 37
mujeres que protagonizan el cuaderno y que estarán presentes en el
evento, entre las que figura -además de mi estimada y excelente
escritora Pilar Sánchez Vicente- Ángeles Florez Peón, la nonagenaria
miliciana socialista a la que tuve el gusto de conocer recientemente.
Ángeles reside desde hace años en Gijón, luego de su
regreso del exilio en Francia, donde siguen residiendo sus dos hijos, y
cuya vitalidad y activismo político sorprende a propios y extraños.
Baste decir que con 93 años viajaba a París sola en avión para ver a sus
nietos. O que es capaz de subirse a un autobús para asistir a una
manifestación en Madrid y regresar en el mismo día a su tierra.
De Maricuela, como se la conoce desde que participó
en una montaje teatral en su adolescencia republicana, he leído estos
días sus memorias, relatadas con la sencillez de quien solo pretende
dejar anotada –por una necesidad y vieja querencia hacia la escritura
que siente desde niña- una detallada sucesión de recuerdos, acumulados a
lo largo de una dilatada y dura existencia: desde la Revolución de
Asturias, en la que mataron a su hermano, hasta los años de prisión en
la cárcel de mujeres de Saturrarán -de la que salió pesando 40 kilos-,
pasando por la Guerra Civil y sus vínculos con “Los fugaos”, entre ellos
su marido Chano (Graciano Rozada Vallina), con el que finalmente se
reuniría en Francia para hacer allí juntos una nueva vida.
Ángeles cuenta también el trágico final de quien pudo
ser su primer novio, que no lo fue porque la madre del chico se oponía a
esa relación. Quintín, que así se llamaba, abandonó el barco en el que
podía haber salido de Gijón con Belarmino Tomás, presidente del Consejo
Soberano de Asturias y León, en las horas previas a la ocupación de la
ciudad por las tropas franquistas el 21 de octubre de 1937. Lo hizo con
el solo objeto de buscar a Maricuela y a su hermana Argentina, que
trabajaban en un hospital de la ciudad próximo al puerto. Esa decisión
comportó su detención, encarcelamiento y posterior ejecución un año más
tarde.
Fue el 24 de mayo de 2009 cuando una hermana de
Quintín Serrano le contó a Maricuela las circunstancias por las que fue
detenido. Ángeles Flórez glosa con estas palabras el final del capítulo
correspondiente a ese pasaje de su vida: “Quintín, no estás muerto.
Estás en mi corazón. Un corazón de diecisiete años”. Habían pasado más
de setenta cuando expresó ese sentimiento.
DdA, XIII/3359
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