Jaime Richart
La
socialdemocracia es una ideología
política que
procura un Estado de bienestar universal y la negociación colectiva dentro del marco de una economía capitalista.
No seré yo quien
cuestione radicalmente un pensamiento socializante como es la socialdemocracia.
Pero si cuestiono su eficacia dentro del marco capitalista que respeta y asume
España (pero también la Grecia
de los últimos años) que, para tantas cosas es
una potente referencia, en materia social y política es más un
referente de lo que no se debe hacer que de lo contrario pues ha probado la
endeblez de la socialdemocracia frente al neoliberalismo. Bien pudo estar la
socialdemocracia cuando había un
relativo equilibrio de fuerzas, tanto políticas como económicas y sociales. Pero la
desastrosa culminación de un
proceso socialdemócrata en el espacio de tiempo que
va desde el final de la dictadura hasta nuestros días, pone en evidencia la debilidad de la
socialdemocracia frente a la depredación que se
alberga en la ideología contraria
y frente al arrebatador impulso privatizador al que va asociado...
El caso es
que colocadas frente a frente socialdemocracia y neoliberalismo, la
socialdemocracia tiene todas las de perder al competir con sus adversarios
dentro del mismo marco: el capitalista y especialmente el capitalismo
financiero que viene pegando fuerte desde los años 70 en Europa y en Estados
Unidos. Su debilidad, pese a su buena voluntad o precisamente por ella, la hace
muy vulnerable ante la resuelta voluntad de los depredadores sociales. De ahí que quienes estamos atentos mucho
más a la fenomenología social que a los avatares de la
política, comprendamos la inclinación de ciertos sectores de la
sociedad más hacia el
socialismo real o al eurocomunismo que a la socialdemocracia. Desde luego mucho
mejor que quienes se limitan a observar estrictamente los vaivenes y enredos de
la política y los efectos perniciosos de
la política corrompida consecuencia en
buena medida del espíritu
competidor, fraudulento, acaparador, prepotente, dominador y belicoso que
caracteriza a la ideología
"liberal" que no es más que el espíritu de la selva llevado a us últimas consecuencias.
En estos
momentos en España se está
produciendo
un acercamiento palmario entre la ideología
socialdemócrata
rescatada por un sector de la sociedad española de la socialdemocracia
derrotada, y la ideología eurocomunista.
No podía ser de otro modo. La progresiva
debilidad de la socialdemocracia, acentuada por la opinión de sus representantes más provectos y conspicuos deliberada o
inconscientemente ignorantes de su blandenguería frente a sus adversarios, hace imprescindible e
irrenunciable que tome la bandera y el liderazgo del futuro inmediato de este
país la ideología eurocomunista. Lo que no quiere decir que
necesariamente deban ser todos los cabecillas de esta última los que se pongan al frente. Lo que quiere
decir es que la energía y
determinación que late en el corazón de los eurocomunistas frente a
las hienas y tiburones que invaden las filas de los depredadores sociales son
las que deben prevalecer. Dejemos que sean estos los que lleven el timón, o bien echénlo a suerte. Lo que de ningún modo deben permitir es que
sigan al frente de España los desalmados...
Por último, para clarificar mejor la
rivalidad política del momento presente, creo
que la cuestión electoral debe dirimirse entre
quienes están decididos a poner por encima de
todo la defensa de lo público y el
rescate de lo público, y quienes tienen la misma
determinación para seguir avanzando en la
idea de poner en manos privadas (es decir, de grupos societarios compuestos de
individualidades eternamente dominadoras) hasta el oxígeno que respiramos. Y esto, naturalmente, España no
lo debe permitir. Podemos e IU unidos deben inexcusablemente ganar, para no
vernos sumidos en un invierno social insoportable...
DdA, XIII/3297
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