Jesús Urceloy
Soy profesor de poesía y enseño a escribir poesia, a interpretarla, a
vivirla. Llevo haciendo esto desde hace más de 20 años y así he de
morirme, ya no tengo remedio. No tengo muchos alumnos. Muchos menos que
cualquier otro colega de Escritura Creativa, lo que me lleva a menudo a
vivir con lo justo y con el alma un tanto en vilo. Y las cosas, para
consuelo de mi tristeza, no parecen ir mejor.
Sin embargo tengo los mejores alumnos del mundo. Gente trabajadora y entusiasta, buena
gente que sabe forjar el fuego de la poesía, que se sabe dar con la
necesidad del panadero, con la fortaleza de la harina y la sal, con la
dulce dureza del agua entre las manos. Gente en quien me agradezco y me
celebro, por quien se que nada debe darse por perdido.
A veces, cuando miro las cosas, los poemas, las ideas que la gente
escribe por aquí, por este Ágora de facebook, me dan ganas de borrarme y
dejar de asistir a este gran espectáculo de la mediocridad. ¡Qué
inmensidad de versos malos, de poemas malos, de ideas mal expresadas, de
falta de prudencia, de falta de paciencia y sobre todo de humildad!
Cuánto mal lector. Pues en el fondo, pienso, si el que escribe tuviese
lecturas, tuviese conocimiento de las modas, maneras de escribir y
conocimiento de los errores pasados, de los errores de los otros... Pero
no, la bazofia aumenta, lo fácil, lo manido, la sentimentalidad mas
rancia, sigue campando como una marea negra empalagosa. La marea negra
de la falta de criterio, del todo vale, del aplauso gratuito...
Y entonces me dan ganas de dejarlo todo. ¿Qué hago yo, qué pretendo? Para qué gastar un mínimo de aliento enseñando nada? Sobre todo una materia, la poesia, donde cualquier hijo de vecino, con haberse leido un par de libritos de moda o sospechar que tiene «sentimientos» ya se arroga la capacidad de SER poeta?
A veces, como en esta noche de mierda, me da la sensación de que me he equivocado en todo, de que no sirvo para nada.
Y entonces me dan ganas de dejarlo todo. ¿Qué hago yo, qué pretendo? Para qué gastar un mínimo de aliento enseñando nada? Sobre todo una materia, la poesia, donde cualquier hijo de vecino, con haberse leido un par de libritos de moda o sospechar que tiene «sentimientos» ya se arroga la capacidad de SER poeta?
A veces, como en esta noche de mierda, me da la sensación de que me he equivocado en todo, de que no sirvo para nada.
DdA, XII/3228
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