Aparte de recomendar a todos aquellos que sientan afición por la música clásica y la danza la revista Doce Notas, que este año cumple veinte realizando una labor en verdad excepcional, este Lazarillo ha tenido oportunidad de leer en esta publicación una detenida entrevista con el compositor José Sánchez Sanz, responsable del área de Música del Círculo de Cultura de Podemos. Como este tipo de cuestiones no suelen tener ninguna repercusión en los medios de comunicación convencionales, me ha parecido oportuno insertar la interviú en este DdA. Compositor, músico de formación clásica, autor de música de cine,
profesor de composición en el grado de Creación Musical de la
Universidad Europea de Madrid y especialista en comunicación
audiovisual, José Sánchez fue el encargado de organizar, bajo el
título ¿Música clásica?, ¿culta?, ¿académica?, ¿de la élite?, el
primer debate sobre “la clásica” en los círculos de Podemos. La entrevista discurre sobre la música en el programa electoral del citado partido:
"EL ENTORNO DE LA MÚSICA LLEVA PIDIENDO A GRITOS UNA REFORMA DE LAS ENSEÑANZAS SUPERIORES QUE LAS ASIMILEN A LA UNIVERSIDAD":
"EL ENTORNO DE LA MÚSICA LLEVA PIDIENDO A GRITOS UNA REFORMA DE LAS ENSEÑANZAS SUPERIORES QUE LAS ASIMILEN A LA UNIVERSIDAD":
El programa con el que Podemos se presenta a las elecciones
del 20 de diciembre contiene, en el apartado musical, once medidas. De
ellas, la primera, la Ley de la música, parece servir de marco a todas
ellas. ¿Cómo se valora desde el Círculo de Cultura?
La ley de la música se incluye dentro del Pacto por la Cultura,
medida transversal que engloba las leyes correspondientes a cada uno de
los sectores. Una ley de la música se hace necesaria en un momento en el
que el entorno musical nacional está sufriendo un grave proceso de
deterioro. La falta de apoyo estatal, los vaivenes políticos que
bloquean el sano desarrollo de la escena musical y la supeditación de la
música a leyes de orden público que la convierten en casi una molestia a
la ciudadanía; son solamente una muestra de la necesidad de esta ley.
La ley de la música tiene que proteger una actividad artística que es
esencial para disfrutarla, tanto de su contemplación como público, como
de su participación en un entorno lúdico. No es ni una molestia ni un
gasto superfluo como es contemplada en la actualidad, es un elemento
esencial en la sociedad desde la infancia, para compartir un entorno
saludable en el que vivir.
La segunda medida, contempla el Currículo de música en la
educación obligatoria. Es esta una reivindicación histórica, más urgente
ahora tras el abandono del Gobierno del PP. En todo caso, parece una
medida transversal, ya que afecta de lleno a los programas de educación.
La música reporta grandes beneficios a la sociedad, así como
cualquier ámbito cultural lo hace. Dentro de los planes de creación de
públicos que se incluyen en las medidas transversales del programa,
concluimos que gran parte de la formación de estos públicos se hace
desde la enseñanza reglada obligatoria. Las última ley educativa, la
LOMCE ha culminado un proceso de marginación de la educación al arte y a
la cultura en favor de asignaturas como el emprendimiento o los
estudios financieros, en una clara búsqueda de unas próximas
generaciones con mínimo sentido crítico, pocas capacidades creativas y
educadas en un entorno de competencia e individualismo. La música ha
sido esencial en la educación desde las épocas antiguas y ha sido la
forma de recibir una formación equilibrada, creativa y colaborativa.
Dentro de nuestro programa contemplamos una educación musical basada en
la creatividad, no hay mejor forma que enseñar la música en un entorno
creativo en el que no solamente la música se aprenda de una forma
teórica, sino que se aprenda a crear utilizando la música como
herramienta.
Algunos de los grandes capítulos del programa cultural de
Podemos tienen gran influencia en la música. Es el caso de la propuesta
de Ley de Enseñanzas Artísticas Superiores, que prevé la creación de
universidades de las artes, incluyendo en ellas conservatorios y
escuelas superiores.
El entorno de la música lleva pidiendo a gritos una reforma de las
enseñanzas superiores que las asimilen a la Universidad. No estamos
hablando de una adscripción de los actuales conservatorios a las
Universidades para que todo quede como está (que es lo que se ha
intentado hacer hasta el momento), hablamos de un cambio hacia una nueva
formación musical que contemple todas las posibilidades que permite la
enseñanza superior universitaria, tanto grado, como posgrado, como
doctorado e investigación, así como todos los estilos musicales que se
desarrollen en el ámbito de la música. Para ello habrá que reformar las
leyes correspondientes y permitir así la inclusión de la música y otras
disciplinas artísticas, como las artes escénicas, en el ámbito
universitario. Las categorías de los profesores serán de esta forma las
mismas que las de las Universidades, actualmente son las de centros de
secundaria; y el acceso a ellas debe realizarse por medio de oposiciones
que exijan el nivel correspondiente para cada puesto, sobre todo con
los catedráticos y los titulares. La experiencia, por supuesto será
valorada en estos casos, pero también la labor investigadora, que muchos
de nosotros nos vemos obligados a realizar desde otras disciplinas
(siempre en relación con la música), o en el extranjero. También
favoreceremos la compatibilidad entre la actividad profesional y la
docencia en centros públicos, así aumentaremos la calidad y se dispondrá
de un profesorado comprometido con el proyecto educativo. En este punto
ha sido inestimable la ayuda de la Plataforma Músicos por un Nuevo
Diseño de las Enseñanzas Superiores con Agustín Charles y Alberto Rosado
al frente, que con su ilusión han movilizado a gran parte del sector.
La música en directo ocupa la tercera medida. Se habla en el
programa de un Plan de choque. Pese a su evidente necesidad, también es
una medida transversal: la legislación de espacios es ámbito municipal.
La música en directo, en algunos lugares depende de leyes
municipales, y en otros de leyes autonómicas. Recientemente se ha
modificado la ley de Espectáculos y Actividades Recreativas de la
Comunidad de Madrid para que los menores puedan asistir a los
conciertos, una necesidad que aparecía reflejada en nuestro programa de
las elecciones autonómicas. La presión de nuestro grupo parlamentario
autonómico y de la sociedad civil representada en la iniciativa Queremos
Entrar, ha conducido a que el partido en el gobierno decida en favor de
la eliminación de una norma que estaba acabando con la actividad
musical de la juventud, tanto como público de conciertos, como de
futuras carreras de músicos de escenario. Hay países de nuestro entorno
que destacan por el desarrollo de espacios de música en directo que
deberíamos de imitar, y para ello hay que demostrar de que los
conciertos no son contaminación acústica sino riqueza cultural que abre a
las ciudades y los pueblos a compartir una experiencia en la que todos
podemos divertirnos siempre que se respeten unas normas mínimas de
convivencia. Las catalogaciones de locales de estas legislaciones
anteriormente mencionadas imponen unas exigencias que en muchos de los
casos son excesivas para el tipo de espectáculos que se pueden
desarrollar ahí. No es normal que a un local que únicamente va a ofrecer
conciertos en pequeño formato se le pongan las mismas exigencias que a
salas más grandes, simplemente porque están en la misma categoría de la
clasificación. Hay que adaptar las leyes a los tiempos y a las
necesidades de la ciudadanía de acceso al desarrollo cultural más
diverso. En gran parte es una labor de la Ley de la Música, comentada
anteriormente, la creación de un marco favorable a la actividad musical.
Diversidad musical y difusión en medios ocupa la cuarta
medida. ¿Cómo se articula una medida que remite al Plan Operativo de
Acceso y Disfrute de la Cultura?
Los medios de comunicación de nuestro país no respetan la diversidad
cultural, fijándose solamente en unos intereses económicos de ciertos
sectores predominantes de la industria cultural que monopolizan la
difusión de la cultura. En la música lo vemos claramente con su difusión
en las radios y las televisiones. Los grandes sellos discográficos
copan las programaciones con sus productos y a los sellos independientes
nacionales y las músicas que no entran en estos circuitos les cuesta
mucho trabajo conseguir una pequeña parcela en dichos espacios. Dentro
del Plan Operativo de Acceso y Disfrute de la Cultura se contempla la
ampliación de los contenidos culturales en toda su diversidad en los
medios de comunicación. La difusión musical ha quedado reducida al medio
radiofónico y a canales especializados de consumo minoritario. Los
programas musicales en las televisiones han ido desapareciendo de las
parrillas, estos espacios se han ido reduciendo hasta quedarse en
programas en los que artistas desconocidos versionan a artistas
conocidos. Hay que crear espacios musicales diversos en las televisiones
públicas, negociar con las cadenas privadas para la existencia también
de estos espacios, que estos ocupen todo el espectro. Así como sucede en
el cine (aunque no se respete ni se vigile) debería existir una cuota
de música nacional en los medios de comunicación españoles. En otros
países, como Francia o Chile, estas cuotas están asumidas por los medios
y fomentan el desarrollo de la escena ya que dan posibilidades de
difusión a grupos que no tienen el apoyo de los grandes entramados
dominantes de la industria cultural. Esta sería una gran forma de
dinamizar el entorno musical nacional y con ello generar un circuito que
recupere económicamente la precarización a la que ha sido abocado en
estos últimos años. Estas cuotas deberían también favorecer la
diversidad musical dando cabida a todo el espectro de diferentes músicas
que participan de la escena.
La Plataforma Pública de Streaming justo atiende al equilibrio entre público y músicos, así como a la sostenibilidad de las pequeñas y medianas empresas
Desde el programa de Cultura que hemos realizado en Podemos tenemos
muy claro la importancia del mundo digital en la difusión de las
creaciones e interpretaciones los músicos, y la facilidad de acceso con
la que se favorece a la ciudadanía para disponer de ellas. Es por ellos
que se creará una Dirección General de Cultura Digital que se encargará
de crear un marco justo, equilibrado y sostenible para la difusión de la
cultura en este entorno. Dentro de esta Dirección se creará la
Plataforma de Cultura Abierta (PLACA) para difundir el acervo cultural
de dominio público y libre de derechos, aparte de estar abierta a todos
aquellos artistas que decidan utilizarla como forma de difusión. También
se llegarán a acuerdos para la distribución de obras que hayan recibido
apoyo estatal para su desarrollo como compensación a modo de retorno
social. La Plataforma se convertirá en una ventana para músicos de todos
los estilos para poder mostrar su trabajo a una comunidad muy amplia
que tendrá a su disposición una oferta diversa que no entre en conflicto
con plataformas de tipo comercial. Desde la Dirección General de
Cultura Digital, también se potenciará la existencia de plataformas de streaming
o descarga de música siempre y cuando favorezca el acceso de una forma
justa a una oferta diversa, remunerando a los autores según les
corresponda por la difusión realizada de sus obras, interpretaciones o
ejecuciones.
Ley de Propiedad Intelectual y adecuación de Entidades de
gestión de Derechos de Autor conforman la sexta medida. ¿Cuáles son los
principales rasgos de estas medidas?
La propiedad intelectual es un tema que implica a muchos actores y
cualquier legislación que se quiera aplicar debería surgir del pacto
entre todos los agentes; creadores, industria, usuarios y consumidores.
Por el momento, es la industria la que ha dictado las leyes, lo que ha
dificultado el acceso de los consumidores a la producción cultural en
favor de sus intereses económicos basados en unos principios muy
alejados del actual desarrollo de la difusión musical. La propiedad
intelectual debe aplicarse de forma razonable siempre pensando en los
dos extremos de la cadena; posibilitar el acceso a la ciudadanía
consumidora por un lado, y remunerar de forma justa a los creadores por
otro. Algunas entidades de gestión no han realizado su trabajo de una
forma óptima, entrando en polémicas sobre su gestión con sus propios
socios y con la ciudadanía. En abril de 2016 todas las entidades
nacionales tienen que cumplir la directiva de la Comunidad Europea
(2014/26/UE) que les exige unos mínimos de transparencia, sostenibilidad
y democracia interna. La idea es vigilar este proceso para que las
entidades de gestión de derechos de autor cumplan con su labor de una
forma justa, equitativa y democrática, para que todos sus socios tengan
voz, y no solamente según el dinero que recauden con la difusión de su
obra. También se procurará que los asociados a las entidades de gestión
sean responsables de su propio repertorio y que ellos mismos decidan la
forma de licenciarlas, pudiendo hacerlo por medio de opciones
comerciales o no comerciales sin perjuicio a su protección y
remuneración por parte de la entidad de gestión. Dentro de las medidas
concretas de música en la Ley de Propiedad Intelectual estaría la
reforma del artículo 71, según el cual los editores disponen del mismo
tiempo de remuneración por los derechos cedidos que el autor, cuando,
por ejemplo, en el entorno del libro no es así. Habrá que ajustar unos
plazos razonables para dicha cesión que surjan del acuerdo entre autores
y editores.
La séptima medida prevé la transformación del CNDM (Centro
Nacional de Difusión Musical) en un espacio que promueva todos los
géneros musicales y active la difusión nacional e internacional, además
de atender los programas pedagógicos, incluyendo en ello complementar
los programas educativos de la educación general.
El Centro Nacional de Difusión Musical desarrolla una más que
interesante labor a la hora de hacer llegar la música a los públicos.
Sus conciertos y sus actividades de difusión como Bach Vermú, Música en
vena o Todos Creamos, han sido un soplo de aire fresco a la escena
musical española. La lástima es que ha sido canalizada esta actividad
únicamente hacia la música clásica, introduciendo también el jazz y el
flamenco en algunos de sus espectáculos. La idea de esta medida sería
reforzar el Centro, sobre todo en lo que a diversidad musical se
refiere. Se crearían otras dos partes (aparte de la ya existente). Una
estaría centrada en la música contemporánea y recuperaría la labor del
desaparecido Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC) y
otra se dedicaría a la música que ha sido contemplada en menor medida
por el INAEM, la música actual. La música contemporánea que se hace en
nuestro país debe ser potenciada y promocionada. Tenemos una gran
cantera de compositores y compositoras con clara repercusión
internacional, así como intérpretes y grupos instrumentales
especializados en su interpretación. Todos ellos necesitan apoyo para
desarrollar su actividad de una forma continuada y aportar riqueza a la
escena musical tanto nacional como internacional. Por otro lado, las
músicas actuales sólo han dispuesto de apoyo estatal en la iniciativa
Girando por Salas siendo claramente insuficiente para un campo de la
música que desarrolla, de forma casi independiente, una actividad muy
alta. Los festivales se multiplican por toda la geografía y son los
agentes privados y las administraciones locales los que dinamizan esta
escena. El Centro Nacional de Difusión Musical podría ser un elemento
dinamizador de la escena nacional de la música generando conexiones
entre las administraciones públicas y el entorno privado en sus tres
partes (Clásica, Contemporánea y Actual). No estamos hablando de un mero
apoyo económico, sería una vía para relacionar entidades y agentes, y
facilitaría los trámites necesarios para generar una escena diversa. Se
encargaría de apoyar a los artistas nacionales, tanto los consolidados
como los emergentes y canalizaría su difusión internacional por medio
del sello EsCultura, que en nuestro programa será la herramienta para la
difusión de la cultura a nivel internacional
Como octava medida se contempla la formación de una Comisión de la Música reforzada.
La Comisión de la música estaría incluida en el proyecto de la
creación de Asambleas de Profesionales de la Cultura. Estas asambleas
deben velar porque las leyes que surjan del Pacto por la Cultura sean
respetadas y sean los interlocutores válidos con las administraciones en
representación del entorno de la música. Será una comisión rotativa y
que represente la diversidad tanto en profesiones como en estilos y
medios. Por otro lado, se creará un Observatorio Ciudadano de la
Cultura, para que la ciudadanía esté al tanto de que los procesos
relacionados con este ámbito sean realizados con transparencia y de esta
forma implicarla en el desarrollo cultural del Estado.
La novena medida contempla el Patrimonio Musical Español,
creando un nuevo centro que se ocupe de la recuperación y la posterior
coordinación con otros centros del INAEM para su exhibición.
El patrimonio musical español está siendo recuperado por diferentes
entidades que actúan de forma independiente y no coordinada recibiendo
escaso presupuesto ya sea por medio de ayudas directas o ayudas a
proyectos concretos. La idea es colocar la recuperación del patrimonio
musical español en el lugar en el que tiene que estar y crear un espacio
en el que estas entidades funcionen de una forma coordinada y con unos
fondos dedicados exclusivamente a esta labor. El Teatro de la Zarzuela,
como espacio de difusión de patrimonio que ya funciona, podría ser el
paraguas que alojara este centro y que sirviese de vía para la difusión
de los espectáculos resultantes del trabajo de recuperación. Esto
ampliaría el espectro de espectáculos aportando una mayor diversidad.
También se contempla la posibilidad de que no solamente este centro se
limite a la ciudad de Madrid (que es donde está situado el teatro), sino
también exsistan delegaciones por todo el estado para que la labor de
recuperación de Patrimonio sea llevada a cabo con total eficiencia.
Muy ligado a la anterior medida, la décima propone la
creación de una Fonoteca Nacional de Música que aglutine los activos del
actual Centro Nacional de Documentación de Música y Danza (CNDMyD), del
INAEM, la Biblioteca Nacional o los Archivos de RTVE, todo ello en
colaboración con otros centros de ámbito estatal.
Es necesaria en España una Fonoteca Nacional, así como existe ya una
Filmoteca. El patrimonio fonográfico español se está perdiendo y hay
masters de discos históricos que pueden no llegar a ser recuperados.
Digitalizar estas joyas de nuestro patrimonio musical es una necesidad y
para ello se necesita un espacio específico. La Fonoteca, además, será
el punto de referencia para los archivos de los diferentes centros que
se mencionan en la pregunta y servirá de espacio de difusión musical con
actividades que complementen su labor, como conciertos, conferencias,
talleres, etc. Se trataría de un espacio vivo en el que tanto
investigadores e investigadoras musicales, como músicos, como
aficionados y aficionadas puedan disfrutar de la riqueza de sus
contenidos y de su difusión en un entorno adaptado a las necesidades de
todos ellos. La Fonoteca también colaborará con la Plataforma de Cultura
Abierta para la difusión en ella de los contenidos de dominio público
que se disponga en sus archivos.
La última medida se centra en la práctica y disfrute de la
música en el ámbito aficionado. ¿Cuáles son los límites de esta
actuación?
En España existen muchos músicos aficionados que les gusta
desarrollar su actividad musical en público, o hacer pequeños trabajos
remunerados relacionados con la música. Es injusto que estas personas,
al recibir dinero por su labor, sean tratados como profesionales, y se
les someta a las mismas tasas, impuestos y burocracia que a estos
últimos. Estas normas obligan a estos músicos a recurrir a la economía
sumergida con los riesgos que acarrea para ellos y la falta de control
de ingresos que se produce por parte del Estado. Hay que generar una
distinción según ingresos entre profesionales y aficionados, para
favorecer que estos últimos puedan declararlos sin perder gran parte de
ese dinero en impuestos y pagos de cotizaciones a la Seguridad Social,
gastos muy elevados para la remuneración obtenida. Aumentar el descuento
para aquellos que cotizan ya por cuenta ajena, o propia en otra
actividad, sería una medida más que razonable para apoyar a unos músicos
que pueden ser en gran parte la cantera de una futura escena musical, o
por otro lado gente que pone su granito de arena a un entorno musical
diverso.
Otro aspecto relevante es la propuesta de crear un Estatuto
de artista y del profesional de la cultura, que busca hacer frente a la
precariedad, atendiendo medidas fiscales para autónomos y un régimen de
intermitentes dentro del marco de la Seguridad Social. Ambas son
reivindicaciones históricas nunca atendidas. ¿Qué comentaríamos de
ellas?
Los creadores, técnicos y trabajadores de la música en general,
llevan tiempo reclamando un entorno fiscal y de seguridad social
favorable al tipo de trabajo que realizan. La intermitencia, los
ingresos irregulares, la jubilación y la especificidad de las
enfermedades de cada una de las profesiones, son puntos que actualmente
no se contemplan ni en la recaudación de impuestos ni en ninguno de los
regímenes de la seguridad social. El prorrateo de los impuestos a partir
de ingresos irregulares provenientes de giras, de lanzamiento de discos
al mercado, o de encargos, sería una buena forma de que los músicos
puedan cumplir de una forma justa y razonable con sus obligaciones con
el Ministerio de Hacienda. El contemplar la intermitencia en las
cotizaciones de la Seguridad Social sería una iniciativa que aliviaría a
muchos trabajadores y trabajadoras del entorno de la música,
facilitaría su atención médica en momentos en los que no esté dado de
alta y la cotización de años para obtener la jubilación correspondiente.
Este Estatuto crearía el marco adecuado para desarrollar una actividad
profesional en la música sin riesgos de ningún tipo, al contrario que
sucede en la actualidad.
Doce Notas DdA, XII/3226
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