Félix Población
El presidente en funciones, don Mariano el de las Obviedades,
ha dicho que un gobierno PSOE/Podemos/Izquierda Unida sería una broma, con lo cual
se burla de más ocho millones de españoles tan dignos al menos como los
votantes de su partido en las pasadas elecciones, que son menos. Como
por lo general entre esos ocho millones y pico de ciudadanos están los que peor
lo están pasando como consecuencia de la nefasta política llevada a cabo por su
gobierno, don Mariano -además de burlarse- menosprecia las penalidades en la
que está sumida una buena parte de la población. Decir que tenemos un
presidente del Gobierno en funciones impresentable es, a estas alturas de su
gestión y pintorescas manifestaciones, lo más suave que se puede expresar con respecto a don Mariano.
El ministro Fernández, que lo es de Interior en funciones y
se ha especializado en colgar medallas a las vírgenes y aparcar su vehículo gracias a su
ángel custodio, acaba de reciclar uno de los capítulos más deplorables de la
reciente historia de España, cual fue el de la versión conspiranoica de los
terribles atentado del 11-M por parte del último gobierno Aznar y sus medios
afines. Entonces se juntó la yihad con ETA para suscribir una de las páginas
más negras y bochornosas del periodismo, a la par que del ejecutivo que entonces
representaba a los españoles. Esa versión se mantuvo como argumento del Partido
Popular en la oposición durante buena parte de la primera legislatura de
Rodríguez Zapatero, al que el PP vituperó después de manera ignominiosa por su
política antiterrorista, que a la postre sería la que finalmente acabaría con los asesinatos de
ETA.
El ministro Fernández es de la opinión que un gobierno PSOE/Podemos/Izquierda
Unida no sólo traería como consecuencia una quiebra en la política
antiterrorista contra la yihad -según su colega Margallo-, sino que tal posibilidad sería la más deseable
por ETA al tener PSOE, Podemos y PNV una agenda oculta a favor de la extinta
organización armada. Declaraciones de tan desaforada guisa, aparte de demostrar
un desfondamiento ético alarmante en el partido político más corrupto de los
últimos cuarenta años, únicamente pueden ser imaginables en un político que ha
perdido hasta tal punto la mesura que su lugar en cualquier régimen democrático
que se precie sería el de la inmediata exclusión o cese como titular de un
ministerio.
Que un ministro del Interior o de Exteriores, del mismo partido que debería haberse arrepentido
pública y fehacientemente del tratamiento dado por el último gobierno Aznar a
la gran masacre del 11-M, vuelva a utilizar el terrorismo -como se hizo entonces de manera vergonzosa sobre la memoria de centenares de víctimas- como argumento
político contra sus adversarios es -aparte de sumamente peligroso- de una degradación moral difícilmente superable.
PUNTOS DE PÁGINA
DdA, XII/3210
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