Félix Población
Desde que Podemos llegó a la Asamblea de Madrid el pasado mes de mayo he venido escuchando algunas intervenciones de sus parlamentarios, sobre todo porque dos de ellos me parecen un modelo de políticos de oposición, duros en las críticas al vigente gobierno regional, pero siempre sumamente educados en ese quehacer. Esos dos diputados se llaman Ramón Espinar y Hugo Martínez Abarca.
Pues bien, el diputado Martínez Abarca hizo anteayer una serie de preguntas
al diputado del Partido Popular Jesús Fermosel, relacionadas con la continuidad
de las contrataciones públicas con algunas empresas vinculadas con la trama
corrupta Púnica. Más concretamente con la empresa Cofely, que a su vez
subcontrataba con otras empresas vinculadas a David Marjaliza, a quien se le
considera conseguidor de la citada trama. Con es sabido, esa trama llevó a la
cárcel que él mismo inaugurara al exsecretario del Partido Popular de Madrid,
Francisco Granados, presunto inspirador de la Púnica.
Ayer pudimos escuchar una grabación con las pintorescas declaraciones al juez de Juan Alarcón Domenech, suegro Granados, en las que afirma que no sabía que tenía en un altillo de su casa de la localidad madrileña de Valdemoro un maletín con cerca de un millón de euros. Ni sabía que estaba allí ni supo decirle al juez que investiga la aludida trama quién podría haberlo escondido en un armario de su dormitorio. "En mi dormitorio entra tal cantidad de gente...", le dije Alarcón al magistrado Eloy Velasco durante el interrogatorio del 21 de diciembre pasado, al que acudió citado por su presunta colaboración en un delito de blanqueo de capitales.
En medio de tan deleznable escenario como la aparición de ese maletín con un millón de euros ilustra, es aún más de celebrar la buena educación del señor Abarca y mucho más censurable la respuesta del diputado Fermosel: "Dínoslo en la calle si tienes cojones", llegó a decir desde su escaño y sin micrófono abierto, (ver intervención). A ello hay que añadir el calificativo de miserable, utilizado por Carlos Izquierdo –consejero regional de políticas sociales y familia-, en referencia a la intervención de Raúl Camargo, otro diputado de Podemos (ver intervención).
El consejero comparecía a petición de del partido morado para informar sobre la situación de las residencias públicas de gestión privada en la Comunidad de Madrid, y Camargo mostró una fotografía de 2008 en la que aparecían varios responsables del PP de Madrid en ese momento, entre ellos Esperanza Aguirre, Francisco Granados e Ignacio González, así como Cristina Cifuentes, que entonces presidía el comité de garantías, y Carlos Izquierdo, que ejercía de tesorero en el partido. "A lo largo de su intervención ha vuelto a demostrar lo que es (...) una persona miserable, una persona que usa el drama para sacar rédito político", le dijo Izquierdo a Camargo.
Los diputados Podemos acabaron por abandonar el hemiciclo ante el impresentable comportamiento de los dos diputados conservadores. Semejante actitud por parte de quienen gobiernan la comunidad madrileña, unida a la de otros representantes del Partido Popular en los últimos días, denota el grado de nerviosismo que se vive en el interior de esa formación política ante la marejada de corrupción que la azota y la inmimencia de que la mala gestión del gobierno central acabará con el PP en la oposición.
Quien es capaz de dirigir esas palabras -hablo sobre todo del tal Fermosel- a un adversario político en la España del siglo XXI, está demostrando con tal actitud hasta qué punto está de más en un escaño parlamentario, porque lo que con ello evidencia es que representa a un matonismo chulesco inadmisible en cualquier institución democrática que se precie.
Ayer pudimos escuchar una grabación con las pintorescas declaraciones al juez de Juan Alarcón Domenech, suegro Granados, en las que afirma que no sabía que tenía en un altillo de su casa de la localidad madrileña de Valdemoro un maletín con cerca de un millón de euros. Ni sabía que estaba allí ni supo decirle al juez que investiga la aludida trama quién podría haberlo escondido en un armario de su dormitorio. "En mi dormitorio entra tal cantidad de gente...", le dije Alarcón al magistrado Eloy Velasco durante el interrogatorio del 21 de diciembre pasado, al que acudió citado por su presunta colaboración en un delito de blanqueo de capitales.
En medio de tan deleznable escenario como la aparición de ese maletín con un millón de euros ilustra, es aún más de celebrar la buena educación del señor Abarca y mucho más censurable la respuesta del diputado Fermosel: "Dínoslo en la calle si tienes cojones", llegó a decir desde su escaño y sin micrófono abierto, (ver intervención). A ello hay que añadir el calificativo de miserable, utilizado por Carlos Izquierdo –consejero regional de políticas sociales y familia-, en referencia a la intervención de Raúl Camargo, otro diputado de Podemos (ver intervención).
El consejero comparecía a petición de del partido morado para informar sobre la situación de las residencias públicas de gestión privada en la Comunidad de Madrid, y Camargo mostró una fotografía de 2008 en la que aparecían varios responsables del PP de Madrid en ese momento, entre ellos Esperanza Aguirre, Francisco Granados e Ignacio González, así como Cristina Cifuentes, que entonces presidía el comité de garantías, y Carlos Izquierdo, que ejercía de tesorero en el partido. "A lo largo de su intervención ha vuelto a demostrar lo que es (...) una persona miserable, una persona que usa el drama para sacar rédito político", le dijo Izquierdo a Camargo.
Los diputados Podemos acabaron por abandonar el hemiciclo ante el impresentable comportamiento de los dos diputados conservadores. Semejante actitud por parte de quienen gobiernan la comunidad madrileña, unida a la de otros representantes del Partido Popular en los últimos días, denota el grado de nerviosismo que se vive en el interior de esa formación política ante la marejada de corrupción que la azota y la inmimencia de que la mala gestión del gobierno central acabará con el PP en la oposición.
Quien es capaz de dirigir esas palabras -hablo sobre todo del tal Fermosel- a un adversario político en la España del siglo XXI, está demostrando con tal actitud hasta qué punto está de más en un escaño parlamentario, porque lo que con ello evidencia es que representa a un matonismo chulesco inadmisible en cualquier institución democrática que se precie.
PS.- Añado a lo dicho y comparto con Manuel Antonio Goti del Sol lo que sigue: Es curioso. Cuando estos chicos andaban por las calles de acampada, se les requería para que se presentasen a unas elecciones y hablasen desde las tribunas; una vez conseguido esto, quieren echarlos a las calles. Esquizofrenia. Por otra parte, no me parece oportuno abandonar los escaños por deleznable que fuese el comportamiento de los populares, es entregar el escenario de la representación popular a sus malas artes y nula educación.
DdA, XII/3218
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