Félix Población
Supongo que en el debate a dos
que tendrán esta noche el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, y
que se me antoja el más insulso de los que hasta ahora se han celebrado ante
unas elecciones generales, Pedro Sánchez Pérez-Castejón tenga más argumentos
que el de atacar a su adversario por su pinta. Haber descalificado a Pablo
Iglesias por eso, por no tener pinta de presidente del Gobierno, refleja hasta
qué punto están rebajadas de entidad las ideas en el PSOE.
Ayer tuvimos oportunidad de apreciar
dos pintas muy diferentes. La primera, con respecto al secretario general de
Podemos, evidencia a un líder político capaz de la emoción, que no puede contener las lágrimas al término del multitudinario mitin celebrado por su
partido en la Caja Mágica de Madrid. Que en un país tan maltratado por su clase
política durante los últimos decenios, con tantos programas incumplidos y la
lacra de la corrupción como permanente asunto de actualidad, la emoción se
desborde tanto en Iglesias y Ada Colau como en los miles de asistentes al
evento, tiene toda la pinta de ser un hecho celebrable, señor Sánchez, porque
denota un renacimiento de expectativas que los ciudadanos necesitaban con
urgencia.
La segunda pinta a la que me
quiero referir tuvimos oportunidad de verla a través de un nuevo y excelente
programa de Salvados, dedicado a la pobreza energética. Évole entrevistó en su
despacho, con el termómetro del ministerio a 26 grados, al titular de
Industria, que había declinado acudir a la vivienda de una ciudadana catalana que no
puede encender la calefacción por carencia de recursos.
Si destacable es la dureza del
rostro del señor Soria escuchando las reclamaciones de esa vecina de
Hospitalet, lo más significativo de la interviú estuvo sin duda en la respuesta
del ministro cuando Évole le preguntó por qué había aumentado en un 69 por
ciento la pobreza energética durante los cuatros años de gobierno del Partido
Popular y Soria dijo que no eran verdad esos datos, suministrados por Instituto Nacional
de Estadística, limitándose a soltar un bando de propaganda acerca de los mucho que su
gobierno había hecho para combatir el desempleo, origen de todo mal.
Tampoco supo contestar Soria
cuando Jordi Évole le recordó que el IVA de la electricidad es en el Reino
Unido del 5 por ciento y en España alcanza el 21. Es más, pretendió el ministro
hablar del turismo, con un IVA del 10 por ciento, que es materia también de su
departamento “y va muy bien”.
El pasado viernes, en La sexta
noche, dos compañeros de partido de Soria -los señores Maroto y Montesinos-
decían de don Mariano el Simple que “estaba haciendo una campaña cercana a sus
votantes y que por eso no podía acudir a debates, porque quiere conocer la
realidad”. El ministro Soria, con su respetable pinta de ministro, dejó muy
en evidencia en Salvados a su jefe y al gobierno del que forma parte, no sólo
por su lejanía sino por su indiferencia y desfachatez argumental ante la grave realidad de la pobreza
energética.
Se están quedando muy viejas, muy
caducas, extremadamente rancias y hasta desechables las pintas que el candidato
Sánchez Pérez-Castejón posiblemente considere más presidenciables que la de
Pablo Iglesias. Si esto pasa es porque la emoción de querer vivir otra política, presente en la Caja
Mágica, está moviendo unos resortes inalcanzables para su partido y el que gobierna, responsables de que en este país se haya escuchado en las plazas con toda razón y emoción aquel grito: "¡Que no, que no nos representan, que no!".
PS.- Esther Requena Marco: Por si me lees,
Pablo: mi madre es una maña de 86 años, fuerte y lista como la raza de
su tierra aragonesa. Mi madre, de familia represaliada y con parientes
en la cuneta, ha votado toda la vida socialista. O no ha votado, ya
harta y desengañada. Cambió de opinión respecto a Podemos (¡no saquéis
la política, hijas, que no quiero que discutáis!) cuando te vio con Mª
Teresa Campos. Después te dio por ganador en el debate, porque "eras el
único" que hablaba con el corazón y hoy ha leído la carta tuya que han
buzoneado en la que hablas de tu abuela y me ha llamado, encantada y
feliz, anunciándome que va a votar por Podemos y que lo iba a hacer con
ilusión, más que cuando en el 82 votó por Felipe. ¿te das cuenta de lo
que estás/ estamos haciendo, Pablo? No tengo palabras para agradecerte
lo más hermoso del mundo: que hayas devuelto la ilusión a mi señora
madre, un pedazo maña de 86 años. Cuídate.''
DdA, XII/3156
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