Félix Población
Tenía poco interés para mí el
debate de ayer en Atresmedia. Es lamentable que dos formaciones políticas con
representación parlamentaria, Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia,
no estuvieran convocadas en una cita que se nos quiso presentar muy a la
norteamericana como decisiva. El desprecio a cuantos votantes (casi tres millones) hicieron posible esa
representación hace cuatro años es manifiesto. Ninguno de los candidatos presentes en el
plató lo tuvo en cuenta, aunque sí hicieran repetidas referencias a la ausencia
vergonzosa del presidente del Gobierno y candidato nuevamente a La Moncloa por
el Partido Popular. Del debate me quedo con el último minuto de Pablo Iglesias,
que supo aprovechar al completo el estado de ánimo de una mayoría de la
población española con el mensaje que más sintoniza con el sector de los
indignados, aquellos que llenaron las plazas del país en demanda de una
política que de verdad les representase. Todo lo dicho hasta entonces por sus
adversarios se quedó en muy poca cosa tras las palabras del líder de Podemos.
Sobre todo el deplorable papel representado por una contestona y lenguaraz
vicepresidenta del Gobierno, que de modo permanente interrumpió las
intervenciones de sus rivales políticos sin que los presentadores lo evitaran. Rivera estuvo torpe, nervioso en
exceso, y Sánchez Pérez-Castejón sin consistencia, como era de esperar en quien lidera un partido que la ha ido perdiendo al incumplir sus promesas de modo reiterado. A todos
los barrió Iglesias, con ese último minuto en verdad decisivo para hacerlo
ganador de un debate cuya expectación/espectáculo estuvo muy por encima de su resultado. Ahora nos queda el que protagonicen Sánchez y don Mariano, dos candidatos al tedio absoluto.
+@Más allá del 20D: razones para la esperanza, por Manuel Monereo.
+@Jaldía Abubakra, la candidata palestina de IU que Israel retiene en Gaza.
+@Jaldía Abubakra, la candidata palestina de IU que Israel retiene en Gaza.
EN CINCUENTA SEGUNDOS SE PUEDEN GANAR UNAS ELECCIONES
Fernando de Silva
Acabó el debate, y lo hizo con una
remontada real de Pablo Iglesias, al que en su último minuto le
sobraron 10 segundos para convencer a los españoles que puede ser el
mejor presidente del gobierno que Podemos tener para los próximos cuatro
años. Está sobrado, y lo sabe, y de ello es consciente. Pedro Sánchez,
muy flojo, nervioso y dubitativo en los temas de más transcendencia;
mientras que una encorsetada y acartonada Soraya, que no pegaba para
nada en el debate, se empeñaba en describirnos una España que nada tiene
que ver con la realidad social y económica que viven la mayoría de los
ciudadanos. En cuanto a Albert Rivera, dejó patente en sus mensajes que
representa a una nueva derecha neoliberal pija, que asusta, y su
retroceso se verá pronto en las encuestas.
Pablo Iglesias, que habló para todos,
nos recordó aquello que no debemos olvidar cuando depositemos nuestro
voto el próximo 20 de diciembre; y más de uno que tenía decidido votar
al PP, esta noche habrá cambiado su decisión, y no precisamente en favor
de Ciudadanos. Porque votar a la derecha es votar corrupción, recortes,
precariedad laboral y desigualdades sociales.
Hizo bien Rajoy en no asistir, ya que no
hubiese estado a la altura de las circunstancias, y se le notaría en
exceso que por edad y discurso estaría fuera de lugar. Pero si piensa
que su ausencia no le pasará factura, se equivoca, porque ni sus propios
votantes desean que su líder transmita la imagen de ser un cobarde, que
no es capaz de dar la cara ni siquiera en una campaña electoral ante
sus contrincantes más directos.
Pedro Sánchez el peor, con mucho, en el
debate. Demostró ser un mal actor, e intuyo que en los próximos meses,
tras una clamorosa derrota electoral, se le buscará un recambio. Da muy
poco de sí, y ya no le queda ni cuerda; solo una sonrisa artificial, que
en ocasiones se vuelve hasta inoportuna.
Por cierto, solo Pablo Iglesias apoyó de
forma clara y sin titubeos el “no a la guerra”; los demás se
emborracharon con el pacto contra el yihadismo, que es un papel lleno de
buenas intenciones, y nada más. Y en el tema catalán fué el único que
demostró ser un auténtico demócrata, al apostar por el derecho a
decidir.
Sospecho que este debate servirá para
mucho más de lo que algunos pensaban, y ya se traduce en la encuestas
que publican los medios de comunicación, en las que Pablo Iglesias gana
por goleada. Pronto lo sabremos.
DdA, XII/3150
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