Félix Población
El libro de José Manuel de la
Torre Adictos a las sombras (Laertes Ediciones), revisado
por el psicólogo clínico Xavier Pujols, es algo más que unas conversaciones con
adictos al sexo, tal como se subtitula. En realidad, esos diálogos
no pasan de las cien primeras páginas y tienen como función mostrarnos una
serie de particularidades personalizadas de quienes se han ofrecido para responder
a una serie de cuestiones sobre su adicción.
En un intento por arrojar luz sobre el tema, investigadores de la
Universidad de Cambridge, en Reino Unido, realizaron escáneres
cerebrales a 19 hombres adultos mientras estos visualizaban imágenes
pornográficas. El estudio mostró que se activaban los mismos
centros de recompensa que los que se activan en el cerebro los de los
adictos a las drogas cuando ven su sustancia predilecta.
Los especialistas aseguran que hoy en día es muy fácil volverse sexoadictoes. La publicidad, los medios de comunicación, Internet y la ansiedad cotidiana son detonantes para generar dependencia al sexo, pues representa placer y genera una reducción importante de esa ansiedad, que a su vez puede ser reflejo de una educación sexual enfocada hacia lo negativo. “No hay una orientación sexual a la libertad, al placer, al disfrute, sino a evitar embarazos, a que es pecado, etcétera. Mucha gente crece con esa educación y cuando se inicia en el sexo, mezcla su ansiedad con el tabú”.
Los especialistas aseguran que hoy en día es muy fácil volverse sexoadictoes. La publicidad, los medios de comunicación, Internet y la ansiedad cotidiana son detonantes para generar dependencia al sexo, pues representa placer y genera una reducción importante de esa ansiedad, que a su vez puede ser reflejo de una educación sexual enfocada hacia lo negativo. “No hay una orientación sexual a la libertad, al placer, al disfrute, sino a evitar embarazos, a que es pecado, etcétera. Mucha gente crece con esa educación y cuando se inicia en el sexo, mezcla su ansiedad con el tabú”.
Lo que hace que esa adicción sea
muy difícil de superar, además, es que forma parte de una necesidad básica, pues se trata de un instinto
como el comer. Resulta difícil determinar la prevalencia actual de la adicción
al sexo. Se habla de un seis por ciento de la población, pero es una cifra
difícil de comprobar. Según el doctor Rafael Maldonado, al que el autor también
entrevista, hablar de un seis por ciento es minusvalorar la repercusión social de la
enfermedad.
Un capítulo muy interesante es el
que Torre dedica a la omnipresencia del sexo y a la trampa que en este sentido
constituye la sociedad de consumo. Los estímulos sexuales subliminales
descontrolados de la publicidad dan lugar a conflictos psíquicos abiertos en
individuos inestables o con una moralidad y educación represivas que podrían
ser un catalizador para la adicción sexual. Esa influencia del sexo subliminal en el
desarrollo de ese tipo de adicción podría ser turbadora, a juzgar por lo
escuchado en las charlas mantenidas porel autor.
Al universo pornográfico dedica José Manuel de la Torre un apartado más de su libro, pues
desde la llegada de Internet la conciencia colectiva de nuestras sociedades de
ocio se ha visto permeabilizada por la pornografía como por ningún otro sistema
de representación. El universo pornográfico es un paraíso artificial paralelo
creado por la sociedad de la superpoblación y el aislamiento urbano que lo
produce, nutre y mantiene. Hace unos años, el psicólogo clínico Eduardo Cabrera
habló de la predominancia de la adicción sexual en un contexto vital cada vez
más extendido y como una de las manifestaciones más comunes de la ansiedad. La
excesiva importancia que concedemos a nuestra imagen en los demás y la soledad
eran, según su teoría, los motivos principales. Es de subrayar que los casos de adicción sexual son
mayoritariamente masculinos.
No podían faltar en el libro esas frases escritas por Oscar Wilde en las que dice que en el mundo todo tiene que ver con el sexo salvo el sexo. El sexo tiene que ver con el poder. Ese poder se ha comercializado, optimizando sus recursos para sacarle el máximo provecho comercial como producto de liberación y autoafirmación. Sin embargo, tal como José Manuel de la Torre analiza en su libro, hay personas que lo convierten en su cárcel. Lo confiesan entre otros, en Adictos a las asombras, un político, un empresario y un estudiante con tendencias pedófilas. Debería preocuparnos, mucho más de lo poco que hasta ahora parece, esta adicción.
DdA, XII/3094
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