Félix Población
Quienes vivimos en la ciudad
muchos años y solemos ahora asomarnos por Madrid de vez en cuando, por el
aprecio sentimental, cultural e histórico que le tenemos, celebramos que la nueva
alcaldesa de Madrid haya tomado medidas
drásticas contra la suciedad que afectaba a las calles de la capital del reino.
Era algo auténticamente llamativo y bochornoso que la ciudad estuviera cada vez
más sucia y que esas circunstancias no parecieran incumbir a la administración
municipal, como si sus responsables vivieran ajenos a tan deplorable espectáculo cotidiano
Durante los últimos años, Madrid ha ofrecido en ese aspecto a los millones de turistas que la visitan cada año la peor imagen posible que la capital de un Estado puede dar a quienes la pasean. No hay nada quizá que más refleje la incuria de un Ayuntamiento que observar un panorama como el que la ciudad ofrecía. Para enmendarlo, Manuel Carmena pondrá en las calles a medio millar de barrenderos más, que pueden llegar a 700, y paralizará los expedientes de regulación temporal de empleo que pesaban sobre los trabajadores, tras un acuerdo con las empresas adjudicatarias.
Se llevarán a cabo casi 150 actuaciones intensivas en los 21 distritos de la capital, con la obligación de una limpieza periódica en las calles secundarias, que hasta ahora quedaba al arbitrio de lo que dispusieran las empresas. La campaña de choque tendrá un coste de 24.000 euros y una duración de tres meses. Como toda campaña de este carácter no debe excluir ni excluirá la necesidad de que los residentes se conciencien del valor que una ciudad limpia tiene para que se la respete y valore. Esto será, sin duda, lo que más importancia puede tener a la postre y lo que siempre flaquea cuando quienes han sido los encargados de mantener limpio Madrid han fracasado tan estrepitosamente en los últimos años.
No puedo olvidar en este sentido aquella imagen del exalcalde Ruiz Gallardón, expresidente también de la Comunidad de Madrid, sacando a pasear a su perrito por Alonso Martínez una tarde de verano, sin reparar para nada en las heces de su mascota.
Durante los últimos años, Madrid ha ofrecido en ese aspecto a los millones de turistas que la visitan cada año la peor imagen posible que la capital de un Estado puede dar a quienes la pasean. No hay nada quizá que más refleje la incuria de un Ayuntamiento que observar un panorama como el que la ciudad ofrecía. Para enmendarlo, Manuel Carmena pondrá en las calles a medio millar de barrenderos más, que pueden llegar a 700, y paralizará los expedientes de regulación temporal de empleo que pesaban sobre los trabajadores, tras un acuerdo con las empresas adjudicatarias.
Se llevarán a cabo casi 150 actuaciones intensivas en los 21 distritos de la capital, con la obligación de una limpieza periódica en las calles secundarias, que hasta ahora quedaba al arbitrio de lo que dispusieran las empresas. La campaña de choque tendrá un coste de 24.000 euros y una duración de tres meses. Como toda campaña de este carácter no debe excluir ni excluirá la necesidad de que los residentes se conciencien del valor que una ciudad limpia tiene para que se la respete y valore. Esto será, sin duda, lo que más importancia puede tener a la postre y lo que siempre flaquea cuando quienes han sido los encargados de mantener limpio Madrid han fracasado tan estrepitosamente en los últimos años.
No puedo olvidar en este sentido aquella imagen del exalcalde Ruiz Gallardón, expresidente también de la Comunidad de Madrid, sacando a pasear a su perrito por Alonso Martínez una tarde de verano, sin reparar para nada en las heces de su mascota.
DdA, XII/3093
No hay comentarios:
Publicar un comentario