Lazarillo
No es la primera vez que este Lazarillo recurre a la joven periodista Cristina Pardo, aguda y perspicaz tanto en radio y prensa como en televisión, para hacer uso y difusión de un artículo de la mentada, en el que se acierta de pleno para glosar a uno de esos miserables que acceden a la política y se pueden permitir la infamia sin que en su partido se tomen las medidas consecuentes a tal proceder: su inmediata expulsión, además del correspondiente cese del cargo que ocupa, en este caso como alcalde de una localidad conquense. Lo que el sujeto José Luis Valladolid ha dicho con referencia a la portavoz del Partido Socialista en Castilla-La Mancha, no puede ser pasado por alto por un partido con un mínimo de decencia, anque el citado se haya disculpado con tardías y poco convincentes razones. Pardo califica de insulto a la inteligencia las manifestaciones al respecto de la extinta lideresa Aguirre, pero solo con dirigentes como la expresidenta de la Comunidad de Madrid -en explícita y parvularia deriva hacia el rencor- pueden darse en el Partido Popular ejemplares como el indecente Valladolid:
"Puta barata podemita”. Es lo que ha escupido el alcalde
de Villares del Saz, en Cuenca, para referirse a la portavoz del PSOE de
Castilla-La Mancha. Lo ha hecho a través de Facebook, donde José Luis
Valladolid añadía: “Lo que pasa es que llevabais cuatro años sin robar y
sin colocar a dedo a todos los lamepollas del PSOE”. Le faltó mascar
tabaco, llevarse la mano al revólver y añadir: “Este pueblo no es lo
suficientemente grande para los dos, forastera”. Pero claro, esta frase
no está a su alcance porque denota cierta acidez, incluso una sutil
elegancia, y significaría que el alcalde dedicó medio segundo a elaborar
su discurso para hacer frente a sus rivales.
Hay
representantes públicos que parecen incapaces de distinguir entre estar
en el ayuntamiento o tomando la última en el peor tugurio de la comarca.
A veces me parece estar viendo a Jesús Gil, rodeado de escoltas,
encarándose con el presidente del Compostela. “Te voy a arrancar la
cabeza, eres un chorizo, un hijo de puta y un ladrón. ¡Desgraciado! (…)
Ven aquí solo conmigo. Baja, payaso. ¿Quieres que te pegue otra? Hay que
romperle la cabeza a éste, hombre…”. Menos mal que Gil nunca llegó a
tener una cuenta en Twitter.
El de la “puta barata podemita” evidenció, minutos
después de su exabrupto, que ni siquiera tiene imaginación para elaborar
una disculpa medianamente digna. José Luis Valladolid pidió “mil veces
perdón” y añadió que “no tenía intención de insultar”, que sus
comentarios fueron fruto “de la confusión y de un mal día”. ¿Su función
municipal también depende de si tiene buen o mal día? Si no tenía
intención de insultar, ¿por qué insultó? ¿Sufre también episodios de
confusión en los plenos? ¿Merece alguien de este nivel seguir
representando a su pueblo? Parece que el PP cree que sí. Han tardado dos
días en reaccionar. Y lo hicieron con timidez, anunciando la apertura
de un expediente en el PP de Castilla-La Mancha y empujados por la
dirección nacional.
Algunos dirigentes del partido sí
manifestaron su disgusto desde el minuto uno. Luego siempre está
Esperanza Aguirre. Primero dijo que los insultos a la portavoz
socialista le parecían lamentables, para añadir acto seguido que los
tuits de Zapata eran mucho peores y que ahí sigue, de concejal. Este
discurso me parece otro insulto, pero a la inteligencia. Porque en aquel
momento, el PP pidió la dimisión de Zapata y le pareció absolutamente
escandaloso que la alcaldesa no le echara del ayuntamiento. Y -siguiendo
la lógica del PP- como Carmena lo hizo mal y le castigó a medias, ahora
la formación en Castilla-La Mancha estaría legitimada para dirigirse al
de la “puta barata” sin más consecuencias que un tironcillo de orejas. Y
mira que lo tendrían fácil, así como para que lo entendiera incluso el
alcalde de Villares del Saz. Cospedal podría escribirle una bonita
misiva con el siguiente mensaje: “Oye, José Luis, te vamos a echar del
partido. Chico, puede que esto sea fruto de la confusión. Tengo un mal
día, ¿sabes? Así que te pido mil veces perdón. Un saludo”. Y el alcalde,
ante un mensaje tan amable y familiar, no tendría más remedio que darle
al ‘Me gusta’.
DdA, XII/3034
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