Fernando de Silva 
Apenas han transcurrido unos días desde que se constituyeron los ayuntamientos, y ya se ha hecho más que evidente el gravísimo error cometido en Gijón por la candidatura presentada como "Xixón Sí Puede", la marca blanca de Podemos, al permitir por su intransigencia que gobierne el partido de Álvarez-Cascos con el apoyo de tan solo 8 concejales de 27, pese a que era factible alcanzar un pacto con otras fuerzas de izquierdas (PSOE e IU), que hubiese permitido obtener una mayoría absoluta holgada, con el respaldo de un total de 15 concejales.
Apenas han transcurrido unos días desde que se constituyeron los ayuntamientos, y ya se ha hecho más que evidente el gravísimo error cometido en Gijón por la candidatura presentada como "Xixón Sí Puede", la marca blanca de Podemos, al permitir por su intransigencia que gobierne el partido de Álvarez-Cascos con el apoyo de tan solo 8 concejales de 27, pese a que era factible alcanzar un pacto con otras fuerzas de izquierdas (PSOE e IU), que hubiese permitido obtener una mayoría absoluta holgada, con el respaldo de un total de 15 concejales.
Xixón
 Sí Puede nunca quiso negociar, llegando a inventarse una mal llamada 
consulta popular para justificar su postura, una chapuza sin garantías 
democráticas a  la que acudieron paradógicamente en masa los votantes de
 Foro apoyando al candidato de Podemos; insólito, pero cierto.  Los 
promotores de tal desaguisado antepusieron sus odios históricos al 
partido socialista a los intereses de sus votantes, y los resultados ahí
 están.
Lo
 ocurrido en Gijón es la excepción de la regla general que se aplicó en 
todos los ayuntamientos importantes del país, en los que prevaleció el 
sentido común y el interés por proteger los derechos y aspiraciones de 
los votantes de izquierdas impidiendo con ello que gobernase la derecha 
rancia  y ultraconservadora, representada por el Partido Popular. Y 
deberemos de preguntarnos si se equivocaron  todos y solo se hizo bien 
en nuestra ciudad, o ha pasado todo lo contrario.
Algún
 concejal electo de Xixón Sí Puede ha manifestado en público que pudo 
pecarse de inexperiencia; pero ésta no está reñida con el sentido común,
 por lo que suena a disculpa que nadie en su sano juicio se puede creer.
 Las razones son otras,  muy meditadas, y los votantes de Podemos siguen
 esperando una explicación clara y convincente de los responsables de 
tal dislate, que nos tememos nunca llegará.
Ocho
 concejales son pocos, pero el poder que les otorga el gobernar una 
ciudad les da una enorme ventaja que difícilmente puede compensarse con 
una oposición  mayoritaria, pero claramente fragmentada. Los ciudadanos 
no han votado el 24 de mayo por la confrontación, sino apoyando a las 
fuerzas políticas más afines ideológicamente para que les resuelvan los 
problemas del municipio. Y es evidente que no se ha votado 
mayoritariamente a la izquierda para que gobierne la derecha.
Todo
 esto tiene solución a corto o medio plazo, pero no están preparados 
para alcanzarla quienes han originado el problema, porque ya han 
demostrado que, por motivos espurios,  han sido incapaces de negociar y 
dialogar con las fuerzas que más se acercan a su ideología. Lo sensato 
es que dimitiesen de inmediato, pero no lo harán porque han antepuesto 
los sillones y el enfrentamiento  a los intereses de los ciudadanos, 
todo lo contrario de lo que prometían en campaña. Paradójico pero 
cierto.
Podemos
 en Gijón se ha convertido en una caricatura de partido. Ha perdido toda
 credibilidad ante la ciudadanía, y tardará años en recuperarla. Todo lo
 que se consiguió en un año se ha perdido en poco más de una semana; 
aunque algunos, de "reacción tardía", deberán esperar a las elecciones 
generales para enterarse del desastre que han originado. Y es que a 
29.750 votantes no se les puede seguir engañando tan fácilmente en tan 
corto espacio de tiempo.
SinLaVenia  DdA, XII/3006 
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