La derechona está compuesta en buena
parte de estafadores y trileros, desde
Isabel y Fernando y el Glorioso Alzamiento Nacional.
Antonio Aramayona
En septiembre de aquel mismo año Fraga funda Alianza
Popular, que en 1989 se transformó en Partido Popular, hoy presidido por
Mariano Rajoy. Fraga no inventó nada, sino solo se limitó a remachar un
hecho que llevaba siglos vigente y bien enhiesto, según el cual la
libertad fuera de los cauces de la derechona se transforma en
libertinaje y el pueblo que reclama pan, tierra, igualdad y libertad
queda relegado a las porquerizas del populacho.
La
gente de orden de toda la vida se cree poseedora por derecho de los
medios de comunicación, los bancos, los escaños, los protocolos, las
calles, los tribunales, las ideas, los lenguajes, las libertades, las
modas, los barrios… Para esa gente lo que está ocurriendo es dramático:
con lo pulcro y ordenado que ha estado siempre todo, ahora hay gente a
su lado que parece tener caspa y parásitos de la falta de urbanidad de
toda la vida y del pensamiento libre, mutado en librepensamiento, que a
su vez fue quemado por los siglos de los siglos en la hoguera de la
blasfemia.
Esta derechona cree estar en posesión del agua y por eso
la privatiza en beneficio propio; en posesión del aire y del medio
ambiente y por eso le importan un higo la contaminación, el
calentamiento global o el posible cambio climático; en posesión del sol y
la energía, y por eso prohíbe o grava hasta lo absurdo el
aprovechamiento limpio de la energía del sol, del agua y del aire.
Desde 1939 ha cuidado por cualquier medio de la ortodoxia, la
acumulación de la riqueza, la privación completa de cualquier derecho y
libertad, la aniquilación de cualquier disidencia. Desde 1975 la
derechona ha hecho muy a menudo de su capa un sayo, bajo la coartada del
bipartidismo, la defensa de la democracia y la lucha contra el
terrorismo. Incluso nos cree tan idiotas que defiende que para salvar a
España el mejor modelo de Jefatura del Estado es contemplar pasivamente
como un hijo sucede a su padre por mor de la sangre y del orden
hereditario.
Por esa misma razón, afirma
sarcásticamente la independencia del poder judicial o los derechos
fundamentales y las libertades públicas de la ciudadanía, o que España
es un “Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la
igualdad y el pluralismo político” o que “la soberanía nacional reside
en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” (art. 1 de
la Constitución Española).
La derechona nunca tiene
bastante, jamás se da por satisfecha. Entra en la intimidad de las
familias para privarlas de vivienda, de trabajo, de becas para que sus
hijos estudien, coman o tengan material escolar, de asistencia sanitaria
digna, universal y de calidad. Se cuela en sus cocinas y dormitorios,
donde abundan las noches de desvelo y angustia. Pero la derechona
sanciona, detiene, dicta órdenes de alejamiento si algún miserable
perroflauta motorizado se planta en plena vía pública, en las
inmediaciones del portal de algún domicilio suyo, denunciando los
recortes inhumanos en los derechos y las libertades del pueblo.
La derechona canta con orgullo y pasión su glorioso himno: “¿Dónde está
la bolita?”, pues, se ponga como se ponga, está compuesta en buena
parte de estafadores y trileros desde Leovigildo y Recaredo, desde la
batalla de Clavijo y la Guerra de Independencia contra el francés, desde
Isabel y Fernando y el Glorioso Alzamiento Nacional.
ElDiario.es DdA, XII/3008
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